Pierre Reverdy o la imagen como fundación de la poesía

Un poeta de particular relevancia para la poesía contemporánea es el francés Pierre Reverdy, quien falleciera el 17 de junio de 1960. Se vincularía a partir de 1910 con Guillaume Apollinaire, el representante del simultaneísmo en poesía, y con poetas iniciadores del dadaísmo y el surrealismo, como Tristan Tzara y André Breton, aparte de pintores como Picasso y Matisse, entre otros, que ilustraron sus libros. Suele asociarse con el creacionismo, ese movimiento que impulsó el poeta chileno Vicente Huidobro. Curiosamente, en 1926, con 37 años, ingresa a la abadía de Solesmes, un monasterio benedictino, donde permanecerá hasta su muerte en 1960, a la edad de 70 años.

A diferencia de Apollinaire, indudable iniciador de la contemporaneidad poética, Reverdy no incorpora lo anecdótico, lo biográfico e histórico a su obra. Postula más bien un poema como objeto, si bien también elimina elementos gramaticales como los conectivos y los relativos. Como señala Paz, el poema se convierte en una serie de bloques verbales, unidos unos a otros por la atracción de la imagen. Allí estará quizás el principal aporte de Reverdy: la imagen poética como realidad espiritual autónoma. Dirá, en una inteligente consideración acerca de la poesía, que el poema es una "construcción del espíritu, dueña de vida propia y desprendida de la realidad en su origen y circunstancias"; "Lo que queda en el poema son las esencias (...) Inmoviliza al instante –y así salva al tiempo".

Su poesía influirá a poetas disímiles como el estadounidense William Carlos Williams o al mismo Huidobro. Fue autor de muchos libros, entre los que destacan El tragaluz oval (1916), La guitarra adormecida (1919), Fuentes del viento (1929), Piedras blancas (1930), El canto de los muertos (1944), entre otros.

Fue autor de una teoría poética que se recoge en ensayos diversos.

No se trata de hacer una imagen, es preciso que llegue por sus propias alas.
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La imagen es una creación pura del espíritu. No puede nacer de una comparación, sino del acercamiento de dos realidades más o menos alejadas.
Mientras más alejadas y justas sean las relaciones de las dos realidades acercadas, más fuerte será la imagen y más poder emotivo y más realidad poética tendrá.

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En poesía nada vale ser dicho sino lo indecible, es por eso que uno cuenta tanto con lo que sucede entre las líneas.

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Lo que importa, para el poeta, es llegar a precisar lo más desconocido que hay en él, lo más secreto, lo más escondido, lo más difícil de descubrir, lo único. Y si no se equivoca de camino, llegará muy pronto a lo más simple.

Dos poemas suyos a continuación:

(De: La guitarra adormecida -1919)

(De: Fuentes del viento - 1929)

En ambos poemas podemos notar no sólo el evidente juego con la disposición espacial de las líneas (la arquitectura del poema, como se le ha dado en llamar), legado de Mallarmé, sino, de modo especial, la presencia de la imagen, que se mueve entre lo real y lo abstracto (o puro), con una sintaxis libre y precisa.

Referencias:
Reverdy, Pierre (1985). Antología poética. Caracas: Monte Ávila Editores.
Reverdy, Pierre (1977). Escritos para una poética. Caracas: Monte Ávila Editores.
Paz, Octavio (1985). Los hijos del limo / Vuelta. Colombia: Edit. La Oveja Negra.
https://es.wikipedia.org/wiki/Pierre_Reverdy