Los maestros en mi vida
Reflexionando bien acerca de este tema, que nos propone @iriswrite, llego a esta conclusión, todos de alguna manera tenemos facultades para ser maestros, sin necesidad de tener estudios o títulos. Los hay graduados, que dejan mucho que desear en su labor docente y hay gente que no tiene estudios formales y tiene un don para la enseñanza impresionante, una vocación que le lleva a enseñar sus saberes de manera tan eficiente, que ni ellos mismos se imaginan.
Pero también los hay del otro bando, maestros de la flojera, de la indiferencia, desidia, ineficiencia, ignominia, descaro y más. En esa búsqueda del "cómo debo ser yo", que me acompañó en mi proceso formativo, conocí gente que no amaba lo que hacía y sin embargo, tenía un trabajo, obligaciones que cumplir, que las marcaba con su desdén y pereza.
Hoy requerí de los servicios de un profesional de la medicina, y tuve que hacerle yo las preguntas acerca de mi diagnóstico, porque el señor solo escribió con su letra ilegible y me remitió a otro profesional. Del examen que me hizo le pregunté:
—Los riñones, ¿los vio?
— sí, los vi.
—¿Están limpios?
— No, tienen arenilla.
—¿poquita?
—No. Full.
Su parquedad y desinterés me produjeron desagrado. Y pensé en que esto me enseña cómo no debe ser una persona, que tenga que atender público. Yo podría decir que este hombre tiene una maestría en pereza, desgano y mal humor.
De los maestros que tuve en la escuela primaria, la de tercero y cuarto grado, me dejó huellas muy difíciles de olvidar. Fue una pésima maestra: golpeaba, gritaba, amenazaba, sembró en mi la idea de que las personas adultas con rostros huraños y severos eran malas. Siempre estudiaba el rostro de las personas antes de acercarme. Vi con buenos ojos a la maestra de sexto grado, hasta que un día se enfrentó histérica a un compañero de clases de apellido Izaguirre y le entró a golpes.
En el liceo conocí profesionales con título: elegantes, agradables, conversadores, que se tomaban el tiempo para salirse de la rutina de clases y asesorarnos de cualquier otros temas de la vida, eran formadores de personalidad, orientadores. Recuerdo a varios de ellos. Cambiaron mi percepción de los educadores masculinos.
En cuarto año, en la primera clase de inglés, el profesor David Bell, entró cantando al aula:
"Why do birds suddenly appear
Every time you are near?
Just like me, they long to be
Close to you"
Y procedió de una vez a copiarla en la pizarra para enseñarnos a cantarla. Nunca la olvidé. Era la canción Close yo you.
En el Pedagógico conocí a profesores apasionados por la asignatura que dictaban, que sus cátedras trascendían. Uno de ellos me asesoró ya graduada y trabajando en otra ciudad, me instó a seguir estudiando y a que no permitiera, que me encasillaran en un solo grado.
Luego hice especialización y maestrías y mi mentalidad con respecto a los docentes cambió, cuando conseguí a alguno que no cumplía con mis expectativas, solo agradecía por mostrarme esa faceta docente, que no quería para mí. Porque también se aprende a no ser como el otro.
El maestro por excelencia, que dejó en mí, múltiples enseñanzas y leí sus libros con marcado interés fue Luis Beltrán Prieto Figueroa. Un buen día llegó a mis manos La Magia de los Libros, luego Tejer y Destejer, y posteriormente Joven, Empínate, en ellos conseguí una fuente de sabiduría sobre el hacer docente y cómo llegar a los jóvenes para incentivar la lectura.
Gracias por tu amable lectura.
Mi contenido es original
He utilizado el traductor de Google
Gifs de Pixabay con su respectiva fuente.
Invito a @lilianajimenez, @zorajaime y @santamorillo

Reflecting carefully on this topic, proposed by @iriswrite, I come to this conclusion: we all have the potential to be teachers, without needing any education or qualifications. There are those with degrees who leave much to be desired in their teaching work, and there are those with no formal education who possess an impressive gift for teaching, a vocation that leads them to teach their knowledge so efficiently that they themselves cannot imagine it.
But there are also those on the other side, masters of laziness, indifference, apathy, inefficiency, ignominy, shamelessness, and more. In that search for "how I should be," which accompanied me throughout my formative process, I met people who didn't love what they did, yet they had jobs and obligations to fulfill, and they marked them with their disdain and laziness.
Today I sought the services of a medical professional, and I had to ask him questions about my diagnosis, because the man only wrote in his illegible handwriting and referred me to another professional. Regarding the examination he performed on me, I asked:
"Did you see my kidneys?"
"Yes, I saw them."
"Are they clean?"
"No, they have grit."
"A little?"
"No. Complete."
His terseness and disinterest disgusted me. And I thought that this teaches me what a person who has to deal with the public should not be like. I could say this man has a mastery of laziness, listlessness, and bad mood.
Of the teachers I had in elementary school, the third and fourth grades left a lasting impression on me. She was a terrible teacher: she hit, yelled, threatened, and instilled in me the idea that adults with sullen, stern faces were bad. I always studied people's faces before approaching them. I viewed the sixth-grade teacher favorably, until one day she hysterically confronted a classmate named Izaguirre and began to beat him up.
In high school, I met professionals with degrees: elegant, pleasant, talkative, who took the time to break from the routine of classes and advise us on any number of life issues. They were character builders, counselors. I remember several of them. They changed my perception of male educators.
In fourth grade, in my first English class, Professor David Bell entered the classroom singing:
"Why do birds suddenly appear
Every time you are near?
Just like me, they long to be
Close to you"
And he immediately copied it onto the board to teach us how to sing it. I never forgot it. It was the song "Close yo you."
At the Pedagogical Institute, I met professors who were passionate about the subject they taught, whose teachings transcended. One of them advised me after I graduated and was working in another city. He urged me to continue studying and not allow myself to be pigeonholed into a single degree.
Later, I completed a specialization and master's degree, and my mentality toward teachers changed. When I found one who didn't meet my expectations, I was only grateful for them showing me that teaching side of me, which I didn't want for myself. Because you also learn not to be like the other.
The teacher par excellence, who left me with many lessons and whose books I read with great interest, was Luis Beltrán Prieto Figueroa. One day, The Magic of Books fell into my hands, then Knitting and Unknitting, and later, Young, Empínate. In them, I found a source of wisdom about teaching and how to reach young people to encourage reading.
Thank you for your kind reading.
My content is original.
I used Google Translate.



Alto y claro. Hay maestros que dejan su huella negativa, huella al fin. Me sucedió con una maestra en la primaria y por muy poco le toca también como maestra a una de mis hijas. Por supuesto que. No lo iba a permitir.
Gracias por compartirnos tu experiencia llena de sabiduría.
Afortunadamente las cosas han cambiado, ahora hay leyes que protegen a los niños. Y en algunos casos los docentes también requieren ayuda legal. El mundo está «interesante».
Que agradable de leerte, envidio esta posibilidad de bebernos un café y hablar de estos temas con esa tan bonita sonrisa y con tus amplios saberes. Gracias por contarnos tu experiencia. 🤍💜
¡Amiga! Eso sería estupendo. Siempre es grato conversar con quienes tienen ideas afines a las nuestras. Gracias.
Muchas gracias.
Saludos amiga, es impresionante como algunos maestros dejan huella en sus estudiantes, pero nosotros nos enfocamos en no repetir patrones, muchos son como bien lo describes en esta publicación maestros de la pereza y actualmente es que se ven cosas de cosas.
Hoy día, cuando veo un maestro tratar bien a un estudiante me toma de sorpresa, como si estuviese en otro lugar.
Los hay muy buenos, que hacen esfuerzos aún sin ser bien pagados. Y están los otros que hacen lo que pueden. Hay que estar atentos. Saludos.
Así es amiga, muchos tienen vocación y otros no la conocen.
Muchas gracias por este paseo, me colabora mucho a recordar a los maestros de asignaturas ,me había ido por otro lado y no lograba ver bien por dónde iba la cosa.
Feliz día de bendiciones.
Ah qué bueno, sí este tema es amplio y puede dársele diferentes enfoques. Amén.
Ciertamente, hay maestros que nos enseñan positivamente y otros que nos muestran la actitud o el camino que no queremos recorrer. Interesante reflexión @charjaim
@tipu curate 8
Que esperas para unirte a nuestro trail de curación y formar parte del "proyecto CAPYBARA TRAIL"
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Hola amiga hay maestros que nos enseñan muchas cosas y nunca nos olvidamos, en la escuela tuve maestras muy buenas y ahora en el liceo me tocó un profesor guía que es súper el no solo nos enseña en las dos materias que nos da sino que es un buen amigo y nos aconseja también a los compañeros que tiene problemas en sus hogares los ayuda y les da apoyo, es muy bueno el dice que quiere que nosotros saquemos buenas notas y que nos enfoquemos en lograr nuestras metas, yo pienso que el estudio eso porque de verdad le gusta eso se le nota y todos en el liceo le tienen mucho aprecio donde lo ven lo saludan y es muy sencillo siempre anda con una sonrisa.