A través de los años, la música no solo ha evolucionado en cuanto a géneros, ritmos o estilos, sino que también ha sabido llegar a nosotros a través de algo que quizás para el momento llegó a ser impactante e innovador. Todos los amantes de la música tenemos este punto en común, ya que se trata del medio por el cual podíamos escuchar una buena canción, y no me refiero a un radio o reproductor musical, sino de esos pequeños instrumentos que contenían las canciones y temas de nuestros cantantes favoritos.

Este será un pequeño paseo por el tiempo en el cual, los protagonistas no serán los cantantes en si, sino los discos de vinilo, cassette o discos compactos (muy conocidos por sus iniciales en inglés “CD”. Desde mi punto de vista, compartiré lo que para mí fueron estos elementos, alguna que otra experiencia personal o conocida y como en su tiempo llegaron a ser una herramienta útil y valiosa a la hora de escuchar un buen tema musical.

“Disco de vinilo”

De los tres, quizás el que poco pude conocer ya que estando en mi infancia ya estaba la transición entre el disco y el cassette. La primera vez que pude ver uno fue en casa de mi abuelo, quien tenía una gran colección de cantantes como Javier Solis, Julio Jaramillo, Los terricolas, entre otros. Debo admitir que como niño nunca pude entender el funcionamiento del disco de vinilo, pues no comprendía como una aguja sobre un disco podía generar una canción.

Realmente los discos para mí eran platos negros para jugar. Además de mi abuelo, mi padrino y uno de mis tíos tenían una amplia colección con nombres como Leonardo Favio, Leo Dan, José Luis Perales. Con el tiempo, estos discos se convirtieron en una clase de reliquia, a tal punto de en una ocasión mi padrino perdió uno de Leonardo Favio, y eso fue un momento triste para él, ya que también era un obsequio que su padre le había dado.

“Cassette”

Es inevitable no pensar en cuanto de nosotros no teníamos una caja para zapatos pero llena de cassettes , o por lo menos era algo que no faltaba en cualquier casa. Mi primer cassette lo compré cuando solo tenía diez años y fue uno original de Franco de Vita. En casa teníamos un radio pequeño en la cocina y un reproductor musical más grande en la sala, y en ambos podíamos colocar el cassette que deseábamos escuchar. El reproductor de la sala era el que sonaba más duro, pero el de la cocina era el favorito. ¿Por qué?

Resulta que el reproductor grande vino con un botón defectuoso y era el de grabar, así que cuando queríamos grabar algún tema que sonaba en la radio obviamente utilizábamos el pequeño. Mis hermanos llegaron a grabar varios cassettes a través de este método, lo cual resultaba divertido sobre todo por el tiempo para esperar a que la canción sonará en alguna de las emisoras.

¿Y qué hay de la manera en que se podía adelantar o retrasar la cinta del cassette? ¡Hasta teníamos un lápiz especial para eso! En la casa habían hasta tres cassettes de un mismo artista, y a veces era una disputa por saber quién era el dueño de uno en específico. Ricardo Montaner, Laura Pausini, José Luis Perales, Reinaldo Armas, Franco de Vita y chaparritas en español e inglés eran los que copaban las cajas que en realidad eran un baúl de auténtico valor musical.

“Disco compacto”

La llegada del conocido “CD” fue una manera más amplia de ver el punto de almacenamiento de temas musicales. Pasamos de un promedio de canciones por cassette a un almacenamiento mayor en cuanto a temas musicales, lo cual es el verdadero paraíso si lo asociamos a nuestro cantante favorito. El primer disco compacto que compré fue una copia de Franco de Vita, y lo hice junto con una de mis primas. ¿La razón? A mí prima le gusta mucho el tema “No hay cielo “, y justo para estrenar un reproductor que su padre había comprado decidimos comprar el cd de este cantante.

Obviamente sabrán lo que le ocurrió a ella al poco tiempo, pues al ser una copia y colocar esa canción una y otra y otra vez pues el cd “se rayó “, lo cual la llevó a comprar otro en tan poco tiempo. Quizás esto es una de las cosas que más me desagradaban de los cd, y es por eso que de mis cantantes favoritos decidí comprarlos no en copias sino originales. Para ese entonces todavía la economía permitía está clase de lujos, y entre algunos de los que compré está el de Avril Lavigne “Let go”, el cual se convirtió para mí como una verdadera reliquia, tal como lo fueron los discos de vinilo para mi abuelo o el cassette de José Luis Perales para mí mamá.

Pienso que los discos de vinilo, los cassettes y los discos compactos han marcado una especie de legado o etapa en la historia de la música. Muchos de nosotros hemos sido parte de ella y lo seguimos siendo, porque al igual que en el pasado seguimos experimentando momentos en los que la música es la principal invitada, la protagonista de vivencias que se graban en nuestra mente y nuestro corazón. ¿Te gustaría volver al mundo del vinilo y los casettes? ¿De que otra manera podremos escuchar una canción en el futuro? Sea cual sea la respuesta, la música siempre estará presente.