La Cueva – Parte 5

avatar
(Edited)


Fuente

La Cueva – Parte 5

Con la llegada de la mañana, todo parecía estar como siempre en la cueva. Lo que fue un hervidero de actividad durante la noche, estaba ahora completamente en calma, el sepulcral silencio, roto sólo por el sonido de las hojas de los arboles del exterior, reinaba nuevamente.

Ya habían desayunado y estaban dispuestos para volver a internarse en la cueva, el pequeño robot asistente estaba programado para seguir a Enmanuel, quien se encargaría de llevar el control de las muestras que recolectaran, mientras Lionel se haría cargo de la recolección.

Así se internaron en el túnel, con la idea de caminar mucho más allá de donde habían llegado el día anterior. Las estimaciones indicaban que la cueva podía tener más de cien kilómetros de longitud, obviamente, no esperaban recorrerla toda, si lograban llegar hasta donde se detuvo el robot explorador, que fue enviado hace varias décadas atrás, se sentirían satisfechos por ahora. Quizá en una próxima expedición podrían traer un vehículo que les permitiera avanzar más rápido.


LEONARD avanzó unos diez kilómetros más, desde el punto donde encontró al ROBERT el día anterior, allí se encontraba un viejo robot explorador, su corroído aspecto era prueba de las más de ocho décadas que tenía en aquel lugar. Se detuvo un momento para examinarlo y tras manipular un rato sus circuitos, encontró cual fue la falla que lo hizo detenerse.

―Por lo que veo el procesador que controla la función motora del robot se fundió, probablemente sufrió un corto circuito a causa de la condensación, obviamente no se trataba de un robot adecuadamente construido para la tarea que le fue asignada ―dijo presuntuoso.

―Prosigue LEONARD, no pierdas el tiempo, ya pronto anochecerá ―escuchó decir a Hernán, desde el centro de control en la órbita.

Mientras más se adentraba en la cueva, la bioluminiscencia se iba haciendo menos notoria, las paredes que antes relucían con un brillo fantasmal, ahora sólo mostraban una leve fosforescencia que apenas se podía distinguir en el espectro visible, también los hongos, que en un principio llegaban a alcanzar los tres metros de altura, ahora además de más escasos, apenas alcanzaban los treinta centímetros y al igual que las paredes, su fosforescencia era muy leve.

A unos cinco kilómetros del robot, se abría una nueva galería, esta vez la profundidad del agua era mayor y estaba en completa oscuridad, no parecía haber presencia de micro organismos en el agua o paredes, o al menos no emitían luz.

LEONARD cambió su visión al espectro infrarrojo y encendió sus reflectores IR, la galería lucía completamente vacía, caminó hasta llegar casi a la mitad del lugar y empezó a recorrer detalladamente con la vista, todo alrededor. El agua le llegaba a la mitad de los muslos, su temperatura estaba a poco más de doscientos ochenta Kelvin, si hubiese sido humano, tal vez hubiese sentido aprehensión por estar en aquel lugar.

Al extremo contrario de donde estaba la entrada al túnel por la que había llegado, se encontraba una nueva entrada, por la que se seguía prolongando la cueva, en pleno inició, donde el suelo estaba nuevamente seco, se encontraba el cuerpo de Lionel Gouveia, estaba sentado en el piso, con su espalda recargada de la pared de la cueva.

Al igual que como ocurrió con Rivero, su cuerpo estaba medianamente bien conservado, los nanobots de su organismo habían funcionado por varios días después de su muerte, previniendo la descomposición, por lo que las bacterias que podían degradar su cadáver no pudieron actuar y terminó por momificarse con el pasar del tiempo.

―Llevaré a Gouveia de regreso a la nave, creo que con esto concluye nuestra misión aquí, ¿estoy en lo correcto? ―preguntó LEONARD.

―Sí LEONARD, trae de regreso el cuerpo de Gouveia para estudiarlo, mañana cambiaremos a la segunda ubicación, para concluir con nuestro trabajo en este planeta, en unos días llegarán los remolcadores ―respondió Hernán.


Enmanuel y Lionel se internaban cada vez más en la cueva, el antes reluciente túnel, se había tornada oscuro y lúgubre, múltiples e intrigantes sonidos los acosaban por todos los alrededores, llenándolos de angustia, ya habían recogido una buena cantidad de muestras, tanto del agua de las galerías, como de las colonias de micro organismos de las paredes y los hongos, además de muestras del aire de la cueva a cada kilómetro recorrido.

Su humor y estado de ánimo habían cambiado, ya no estaban tan motivados y optimistas como antes, la sensación de que algo los observaba y estaba a punto de atacarlos, los acosaba a cada paso que daban, sentían que en cualquier momento algo se abalanzaría sobre ellos desde la oscuridad.

Fue entonces, cuando tras un recodo de la cueva, pudieron presenciar aquello que parecía estar aguardándoles.

Texto de @amart29 Barcelona, Venezuela, noviembre de 2019

Otros relatos de la serie La Era de Perseo

Gracias a todos por visitar mi publicación, espero sus comentario y agradezco su apoyo, hasta la próxima



Posted from my blog with SteemPress : https://materia-oscura.000webhostapp.com/2019/11/la-cueva-parte-5


0
0
0.000
3 comments
avatar

Como siempre una excelente historia! Saludos cordiales!

0
0
0.000