Navidades en el campo: recuerdos inolvidables.

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(Edited)

Un saludo cargado de los mejores deseos para nuestra familia de HIVE. Nuestra amiga @charjaim en su iniciativa número 39 de Esa Vida Nuestra, que lleva por título "Curiosidades, excentricidades y ocurrencias navideñas" nos invita a hablar sobre nuestras experiencias.

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Pues sí, llama mucho la atención esta trilogía que se encuentra interrelacionada, pues constituye el ENCANTO de las Navidades, y del ambiente festivo que las caracteriza, donde la diversión y la armonía alcanzan su máxima expresión.

Recuerdo que cuando era muchacho, mi familia vivía en el campo y criada muchos animales domésticos. Aunque la situación económica siempre fue sumamente restringida, para las Navidades siempre había dos cerdos disponibles: uno muy grande par freír y un lechón para asar.

Este último se dejaba adobado desde el 23 por la tarde. Al amanecer del 24, mi papá encendía una hoguera en un hueco abierto en la tierra, donde más tarde ponía una parrilla con el lechón sobre las brasas. Alrededor de las cuatro de la tarde ya estaba listo.

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Imagínense, en medio de tantas limitaciones, encontrarse con esa abundancia, la cual se ampliaba más con la presencia de turrones, avellanas, uvas, y muchos otros productos que nos vendían en las bodegas, hasta que llegó la Zafra de los Díez Millones, en que las Navidades dejaron de ser institucionalizadas.

Pero bueno, retomando el tema, mis hermanos y yo (tengo un hermano una hermana), comíamos tanto que no tardaba en llegar la sería invitada que nuestro amigo @germanandradeg s ha dado en identificar como Dolores Fuertes de Barriga. Eso siempre nos sucedía, pues aunque nuestro padre nos advertía diciéndonos que " el cochino nos iba a morder", nosotros seguíamos comiendo.

Cómo no teníamos refrigeración, la carne limpia se conserva en las latas donde se envasaba la manteca, y los huesos (con carne), ylos chicharrones se echaban en catauros que mi papá hacía utilizando yeguas de las palmas (este rústico recipiente ha dejado de usarse).

Bueno, el caso es que como los catauros se colgaban en un bohío que teníamos en el patio de la casa, nosotros nos pasábamos el día comiendo chicharrones, aunque después, ya saben.

Lo más hermoso de esa etapa es que casi todas las familias hacían lo mismo, pero si alguien no tenía un puerco para matar, todos los vecinos le mandaban; de igual forma que si alguien no tenía para asar, pues también se les mandaba asado.

Eran tiempos difíciles, económicamente había muchas necesidades, pero reinaba una riqueza espiritual incalculable.

También había familias que con las tripas de los cerdos (aquí le llamamos mondongo) preparaban algo que desconozco, porque mi familia nunca lo hizo. Lo cierto es que muchos de los que lo hacían, salían a buscarlos; en una ocasión un muchacho llevaba uno en un saco, pero otro haciendo un chiste de mal gusto, le rasgos el saco y se derramó su contenido.

Como se tardaba en llegar, el padre le preguntó a un transeúnte si había visto al muchacho, y este le contó lo sucedido. Automáticamente fue y le dijo a la esposa que le habían vaciado el mondongo a su hilo. La mujer comenzó a gritar como una loca, mientras él trataba de explicarle que era el mondongo que traía en el saco. El hecho quedó grabado en la historia de aquella comunidad.

Muchas gracias por haber leído, me gustaría leer sus comentarios.
Texto original traducido al inglés por traductor de Google.
Las fotos fueron tomadas de pixabay.com.

ENGLISH VERSION.

Christmas in the Countryside: Unforgettable Memories Warmest wishes to our HIVE family. Our friend @charjaim, in her 39th installment of Esa Vida Nuestra (That Life of Ours), entitled "Christmas Curiosities, Eccentricities, and Anecdotes," invites us to share our experiences.

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Indeed, this interconnected trilogy is quite striking, as it embodies the very essence of Christmas and the festive atmosphere that characterizes it, where fun and harmony reach their peak.

I remember when I was a boy, my family lived in the countryside and raised many domestic animals. Although our financial situation was always extremely limited, at Christmas there were always two pigs available: a very large one for frying and a suckling pig for roasting.

The latter was left to marinate from the afternoon of the 23rd. At dawn on the 24th, my dad lit a bonfire in a hole dug in the ground, where he later placed a grill with the suckling pig on the embers. Around four in the afternoon it was ready.

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Imagine, amidst so many limitations, encountering such abundance, which was further enhanced by the presence of nougat, hazelnuts, grapes, and many other products sold to us in the wineries, until the Ten Million Ton Harvest arrived, when Christmas ceased to be an institutionalized celebration.

But anyway, getting back to the topic, my siblings and I (I have a brother and a sister) ate so much that it wasn't long before the unwelcome guest arrived, the one our friend @germanandradeg has dubbed Dolores Fuertes de Barriga. That always happened to us, because even though our father warned us, saying "the pig is going to bite us," we kept eating.

Since we didn't have refrigeration, the cleaned meat was kept in the tins that lard had been packaged in, and the bones (with meat on them), and the cracklings were put in clay pots that my dad made using palm fronds (this rustic container is no longer used).

Anyway, since the clay pots were hung in a bag we had in the backyard, we spent the whole day eating cracklings, although later, well, you know.

The most beautiful thing about that time was that almost every family did the same thing, but if someone didn't have a pig to slaughter, all the neighbors would send them one; similarly, if someone didn't have anything to roast, they would also be sent roast meat.

Those were difficult times; there were many economic needs, but an immeasurable spiritual wealth reigned.

There were also families who prepared something with pig intestines (here we call them mondongo) that I don't know, because my family never did. The truth is that many of those who did would go out to collect them; once a boy was carrying one in a sack, but another, making a tasteless joke, tore the sack open and its contents spilled out.

Since it was taking a while to arrive, the father asked a passerby if he had seen the boy, and the man told him what had happened. He immediately went and told his wife that they had emptied his tripe into his sack. The woman began to scream like a madwoman, while he tried to explain that it was the tripe he had in his sack. The incident became part of the history of that community.

Thank you very much for reading, I would like to read your comments.

Original text translated into English by Google Translate.
The photos were taken from pixabay.com.



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Amigo Félix (@felpach), cómo me he reído con tu publicación. Tiene un toque de hermandad por lo de compartir los alimentos, pero lo del mondongo supera todo; jamás se me va a olvidar. Muy buena participación. Gracias por la mención y, en estas Navidades, ¡tengamos mucho cuidado de no invitar a la señora esa, Dolores! Un abrazo virtual.
!ALIVE

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Muchas gracias por su lindo comentario. Lo del mondongo fue real, a mediados de los 60 y todavía suena, sobre todo en esta etapa, el padre no hablaba bien y le decía a la mujer- no es el bondongo de él, es el bondongo que traía en el saco. Hizo historia. Bueno, tenemos que reírnos en estas Navidades, porque la realidad de nuestros países está MUY SERIA. Un fuerte abrazo desde Cuba.

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Buenas tardes @felpach. Leyéndote pienso que en todo ello reside la magia de la Navidad, transformar la vivencia en un banquete, en una fiesta donde la solidaridad y la abundancia se expresa sin reparo. Saludos y que tengas una hermosa Navidad.

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Muchas Gracias. En realidad esa es la esencia navideña: disfrute, alegría y solidaridad.

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De verdad que hay excentricidades y datos de interés cultural que es bueno registrar porque forma parte de momentos valiosos de la infancia.

Lo más relevante es ese espíritu bondadoso y de unión que se manifiesta en estos tiempos.

Pobre madre, aquí también llamamos mondongo a esas tripas y se hace una sopa con el mismo nombre muy sabrosa.

Feliz Navidad.

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Muchas gracias por su comentario. La situación fue real y trascendió. Felices Navidades.

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