El ecosistema azul, conformado por agua y firmamento, muestra inmensidad de tonos con los que nos recreamos todos a cada momento, en el batir de las ondas sonoras que cantan dulcemente y embelesan cual sirenas a los habitantes y visitantes. Porque aunque suene increíble son muchos los visitantes desconocidos, la mayoría invisibles que se sumergen en nuestros azules y se llevan sus matices favoritos, por eso, a veces, se pueden observar pequeñas manchas negras en medio de los innumerables azules. Son los vacíos que dejan los azules sustraídos. No se ven los visitantes, pero sí el negativo efecto que causan. Afirmamos que son visitantes porque ¿para qué se llevarían tonos azules los habitantes azules? en todo caso, ellos cambiarían un tono por otro. Y hay tanta varaiedad de tonos, de brillantes y cinéticos matices que los cambios serían imperceptibles.

Los fotógrafos y pintores pueden dar testimonio de esas ausencia de color en las cristalinas aguas que sirven de hábitat a multiplicidad de especies, lo que no se sabe es como les afectarán las manchas sin color en su hábitat. Pues reportaría también ausencia de luz y elementos que desconocemos.

Suponemos que las manchas eran al principio microscópicas, pero al agregarse se hicieron visibles. Las fotografías de aficionados prueban que hasta hace poco no se percibían. Ahora se observan sólo en algunos sectores y en los mismos no se escuchan con la misma nitidez los susurros de las ondas. Y los delfines se alejan a otras zonas.

Ondulando entre los azules y luego de inmersiones suficientes , de dialogar con las ondas sonoras y las sirenas, es necesario concluir que:

ES  IMPRESCINDIBLE  Y URGENTE  IMPEDIR  LA  FUGA  DE  AZULES, ANTES  QUE  LA  AUSENCIA  DE ESTE COLOR AFECTE SERIAMENTE EL SISTEMA