Las quiero todas

Una dulce tentación es lo que son las donas para mí y cada vez que mis papás me compran una siento que estoy volando sobre una nube de algodón de azúcar. Si suena exagerado, pero ciertamente me encanta comerla y aunque mi mamá me limite a comer una solo de vez en cuando, la disfruto y no quisiera que nunca se me acabe.

Siempre me pasa que al entrar a una panadería mis ojos ven fijamente los estantes de los postres y las donas son las que siempre quiero; cuando tengo que elegir si hay una en particular que es mi favorita es como la de la foto cubierta de chocolate, lluvia de chocolate y todo lo que le pongan que la haga más atractiva y deliciosa.

Ciertamente, tanto en casa nuestros padres, los maestros en los colegios y los médicos como los pediatras nos hablan desde niños sobre la importancia de los alimentos y de consumir dulces sanos como las frutas; pero siempre llama más nuestra atención este tipo de azúcar que está en todas partes y tanto niños como adultos lo consumen.

En fin quienes la hayan probado alguna vez saben que son exquisitas y muy difícil de rechazar, a veces digo que cuando tenga mucho dinero compraré una caja de donas, je je je. Al final siempre estará una voz en mi cabeza recordándome que no como más de una y tampoco tan seguido, sin negar que lo que más me provoca es comerme muchas.

Justo ahora quiero una dona cubierta de mucho chocolate.

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