Microrrelato: El museo

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Estábamos mi abuela y yo en el centro, por unas calles tenuemente iluminadas. Regresábamos de ver un asunto personal.

En un momento dado le dije a mi abuela que iba a ver a mi hermano en su trabajo y que la vería ahí en la casa. Al despedirme de ella, fui corriendo por la calle hasta llegar a una casa cuya arquitectura era de estilo francés. Di un par de golpecitos a la puerta corrediza; un par de minutos después, mi hermano abrió la puerta y me dejó pasar a su interior. Deduje que era un museo, dado que había varios objetos antiguos colocados en columnas, con sus respectivas leyendas.

Recorrí los estrechos pasillos del lugar en busca de alguna cosa que me agrade mientras mi hermano iba a la oficina a atender otros asuntos.

De forma repentina escucho que llaman a la puerta, por lo que me acerco para ver quién era.

Ahí se encontraba mi abuela, sonriente bajo una lluvia que caía a forma de chubasco.

Abruptamente abro lo ojos y me remuevo en la hamaca; el lado izquierdo de mi cuello me empezó a doler, como si hubiese dormido torcida. Por la ventana, quizás a lo lejos, quizás en el árbol de ébano, una lechuza empezó a cantar con el ulular del viento como melodía. El cielo estaba nublado y sentía el frescor del viento invadiendo mi pequeña habitación.

“Va a llover”, murmuro mientras me levanto para ir al baño.


Fuente de la imagen: Pexels



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