La cola está larga

Durante mucho tiempo hice largas colas en la parada del bus esperando para regresar a casa; si sobre todo en las horas pico, a eso de las 12 del mediodía y a las 5 o 6 de la tarde. Pues en ese momento es cuando más personas están esperando el bus porque terminan su jornada de trabajo o de estudios, se juntan al mismo tiempo y se hace larga la espera y cuando llega el autobús se llena muy rápido tanto de gente sentada como otras de pie en el pasillo y muy apretadas debo decir.

Todo debería ser mejor, la cola fluir más rápido, pero lamentablemente hay una cadena de problemas que no permiten que el transporte público funcione bien, entre muchos está la falta de unidades que no son suficientes y por lo mismo tardan tanto en llegar, hacer toda una ruta y luego volverla a repetir. Sucede también que cuando las personas ya están cansadas pasan además malos ratos, cuando algunos para irse de primero se colean y comienza la pelea, gritos y los ánimos empeoran.

Esto es toda una travesía, hay muchas anécdotas que recodar para contar, se podrían llamar cuentos en el autobús. No sé cuantos vivieron esa parte incómoda cuando aspiran que un caballero le ceda su puesto mientras te ve allí parada con algunas bolsas o libros en las manos y nadie lo hace, mientras el bus frena o lo hace bruscamente para detenerse en alguna parada hay que agarrarse muy bien y eso si encuentras de donde.

Otras veces había unos olores de padre y señor nuestro, que más había que hacer, calárselo o taparse la nariz; otra era cuando entraba un vendedor y casi que te ponía la mercancía en las manos insistiendo que la compraras, era incómodo y más con los que pedían dinero después de contar alguna historia trágica.

Son muchos los cuentos de autobús, pero como para el momento era la única opción, fue el medio de transporte de todos los días en esa época.

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