Este es mi homenaje a Miguel Ángel Asturias El día de ayer hubiese estado de cumpleaños; y en su honor se realiza la tercera edición del Concurso de literatura La Abeja Obrera.

This is my tribute to Miguel Ángel Asturias Yesterday would have been his birthday; and in his honor the third edition of La Abeja Obrera Literature Contest is being held.

EL COYOTE, primero había sido agricultor y cacique de los Hombres de Maíz; fue cuando lo mataron los invasores, cuando se llamaba Gaspar Ilón; lo mataron porque vivo era flecha en el aire, terrón lanzado; tanto terrón que después de muerto él mismo se enterró de pecho en el pecho del pueblo, por eso se volvió héroe. Y como antes de morir, Gaspar Ilón, se bebió el río, con el tiempo apareció vivo en forma de cartero; ahí fue cuando se acordó de su mujer y se fue a buscarla, pero en su lugar encontró a su animal totémico, el coyote, y se lo metió en el espinazo como se mete una camisa en el pecho; y así, con forma de animal se fue a proteger a la tribu.
     Ahora estaba frente a mí, como una acumulación mitológica de hermosa pelambre; como si supiera que yo supiera quién es, y se apareció antes de que me durmiera, antes de que yo despertara al quedarme dormido; para mostrarme lo irreal, lo fantástico, pero yo solo lo miraba como un coyote, un mamífero carnívoro que en cualquier descuido entraría en mi carne; y cuando me dio su primera mordida se empezó a despojar de su tótem, regresó a su forma de cartero y luego era Gaspar Ilón y segundos después, Miguel Ángel Asturias; y cuando mi madre entró para ver con quién yo hablaba, me vio en forma de coyote.
     El cartero o Gaspar o Asturias le dijeron que yo estaba dormido, que cuando despertara volvería a ser su hijo; mamá regresó a su rincón porque dijo que iría a despertar primero que yo para protegerme, por si no despertaba en forma de coyote.
     ─¿Es verdad que estoy soñando?
     ─No, ─me dijo el cartero o Gaspar o Asturias─ estás coyote, para proteger la tribu, para despertar la lucha.
     ─Pero ya no hay invasores.
     ─Pero hay presidentes.
     Luego se fueron, los tres, el cartero, Gaspar y Asturias y me dejaron en forma de coyote, pero yo sabía que estaba soñando y fui a la cama a despertarme, pero no había cuarto ni tampoco estaba mi madre; la brisa de la noche atravesaba los espinales y cuando chocaba con mi rostro me araña su filo; ahí comprendí que estaba soñando con tener una madre, una casa donde en una biblioteca yo había leído a Miguel Ángel Asturias; comprendí que en realidad yo era un coyote.

THE COYOTE