Inmortales de mentiras.

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Crecí escuchando y viendo películas de cosas desconocidas aquellas sin explicación lógica las cuales cuando eres niña te provocan pesadillas, mi abuela solía poner en la radio un programa de vampiros el cual daba mucho miedo más que nada por los efectos que lograban traspasar a través de la emisora, por mucho tiempo pensé que existían y hasta me convencí de aquello, a tal punto lo hice que trate de encontrarlos.

Al ser ya díganos que más adulta con mis bellos 18 años empecé a salir de noche con mis amigas y empezó a llamar mi atención un muchacho solitario, lo veía cada día, lo idealice como vampiro, luego deduje que quizás sería un hombre lobo, la verdad lo imagine hasta de zombie.

Un día decidí hablarle para sacarme la duda y saber quién o qué era, me acerque, le sonreí y él solo me miró con esos ojos opacos, no hizo nada más que verme de arriba a abajo y ese fue nuestro primer encuentro, creo que jamás debí acercarme a ese extraño muchacho, pasó una semana y se acercó a mí, me ilusione y caí en su trampa.

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Caía el 31 de mayo y la luna estaba llena, aquella noche me llamó y me invitó a salir, salto mi corazón creyendo que realmente era un hombre lobo y se revelaría ante mí, salí sin avisar nada a nadie y nos encontramos en el parque, todo se prestaba para que la escena de la revelación fuera perfecta, nos vimos y se acercó con un aura de misterio lo cual me emociono, se acercó, me rodeó por completo y se puso a mi espalda, eso fue lo último que recuerdo.

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Desperté en este extraño lugar donde veo colgar piernas y brazos, todo huele a sangre y desde la ventana rota veo una figura macabra que ríe y canta que falta poco, al verme noto que ya no tengo piernas, la verdad no duele y no se porque, mi hambre por lo desconocido me trajo a esta prisión de la cual estoy segura que jamás podré escapar.

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Con este relato hago mi entrada al concurso ofrecido por @es-literatos.

Agradecida por la oportunidad de participar de estos concursos que hacen que la imaginación emane al máximo.

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