"El agradecimiento es la memoria del corazón".

Lao Tsé – filósofo chino

Hace años compré el libro “Inteligencia Emocional”, de Daniel Goleman. Un libro que pretendió revolucionar el concepto de inteligencia y de hecho, lo logró. Y aunque el libro ya va para 30 años de publicado, ha sabido envejecer muy bien ya que sus planteamientos parecen tan actuales como hace 27 años. La verdad es que es un libro atemporal. Estoy seguro que su autor y la editorial que lo publicó sospechaban que sería un libro co buenas ventas y que traería mucha polémica, pero que a su vez aportaría mucho valor a la comunidad científica y las personas que leyeran sus páginas.

Para escribir, producir y vender un libro así, se necesita de muchas inteligencias y de mucho esfuerzo colectivo. Debido a eso, muchos autores dedican unas páginas para agradecer a una lista de personas que hicieron posible la escritura y publicación de alguna obra. Daniel Goleman no fue la excepción. Y aquí es donde aparece el tema central de este post, porque el autor, desde la primera página del libro, que la destina a los agradecimientos, deja en claro un elocuente ejemplo de inteligencia emocional práctica y aplicada a la vida real, ya que es capaz de subyugar su ego, dejar a un lado su deseo de reconocimiento y darle el honor y la gloria a quien realmente lo merece.

Y lo hace. Fíjense en esto.

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Foto de Gabrielle Henderson en Unsplash

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1° Ejemplo.

Nada más comenzar sus palabras de agradecimiento, leemos enormes muestras de humildad como esta:

“La primera persona a quien oí hablar del concepto de «alfabetización emocional» fue a Eileen Rockefeller Growald, [...] Fue esta conversación casual la que despertó mi interés y determinó la investigación que ha terminado dando origen al presente libro...”.

A ver, no sé si lo notan, pero básicamente está “llamando al escenario” a la causante indirecta de su libro. ¿Quién no ha tenido conversaciones con alguien de las cuales han surgido ideas de canciones, pinturas, inventos, personajes, chistes, productos o discursos? ¿O tal vez vio alguna película que le inspiró a ser directores de cine y le dejó la idea de su primera película? Quizá leyó un artículo o una imagen con una frase de un autor desconocido y ello fue el caldo de cultivo para su ópera prima, que se convirtió en una obra ultra famosa y reconocida.

Pues, justo eso es lo que Daniel Goleman, el famoso y laureado autor del best seller “Inteligencia Emocional” que duró casi dos años como el libro más vendido, de la lista del “The New York Times”, hizo en su nota de agradecimientos y reconocimientos: dejar claro que si no fuera por Eileen Rockefeller Growald y esa conversa casual (que hasta ella pudo haber olvidado), este libro y toda la investigación que él hizo para hacerlo una realidad, no habría surgido en su mente y luego sido una realidad. ¿Pudo obviar esta anécdota? Por supuesto que sí. ¿Para qué restarse méritos si podía hacernos creer que todo fue producto de su gran imaginación o de su inteligencia, intelecto, intuición y demás cualidades y habilidades?

Pero no, Daniel Goleman sabía, y muy probablemente aún lo sabe, que “el agradecimiento es la memoria del corazón”, como bien lo dijo el filósofo chino Lao Tsé.

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2° Ejemplo.

Muchos de nosotros hemos tenido a alguien que nos instó o animó a hacer algo: grabar un disco, escribir un libro, comprar una casa, invertir en un negocio o fundar una empresa, hacer un curso o practicar profesionalmente un deporte. Algo así le pasó a Goleman, quien en sus palabras de reconocimiento, tiene el gesto de también agradecer a Rob Lehman, presidente en su momento, del Fetzer Institute de Kalamazoo, en Michigan, instituto que le permitió “explorar más profundamente el posible significado de “alfabetización emocional” y además, el mismo Lehman, fue quien, según palabras de Goleman, “al comienzo de mis investigaciones, me instó a escribir un libro sobre la alfabetización emocional”.

Otra perla de gratitud. ¡Sublime!

Abundan muchas historias semejantes a estas. ¡Acaso seamos los protagonistas de algunas de ellas! Tal vez alguien nos apadrinó un proyecto y nos instruyó en los primeros pasos de lo que hoy es nuestra carrera o pasión. ¿Por qué no agradecerle en privado y en público? ¿Por qué no demostrar que el "agradecimiento es la memoria del corazón"?

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Foto de Pro Church Media en Unsplash

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3° Ejemplo

Goleman tituló su libro “Inteligencia Emocional”. Fácilmente podía pasar como que él inventó el concepto, pero él sabía muy bien que no y así lo advierte en su discurso de agradecimientos:

“Le debo el concepto de ´inteligencia emocional´ a Peter Salovey, de Yale”.

Nada mejor que citar a quien lo merece, que dejar claro que algo no es nuestro y que alguien más ya ha hecho o dicho algo sobre lo que lo que nosotros estamos haciendo y/o diciendo.

Hasta en eso podemos practicar la gratitud y la honestidad. La mente recuerda, el corazón también.

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4° Ejemplo.

Por último y no por ello, menos importante, Daniel Goleman nos hace entender que todo lo anterior: conocimientos, horas de investigación, dinero invertido, horas de trabajo, comidas y bebidas ingeridas, no habrían tenido ningún sentido ni efecto, si su esposa, Tara Bennett-Goleman, no hubiera proporcionado el ambiente de calidez, inteligencia, amor, comprensión y respeto que alimentó y estimuló la realización de su proyecto.

Aquí somos testigos de "la memoria de un corazón enamorado y agradecido".

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Querido lector, el corazón siempre recuerda. Estos discursos de agradecimientos en eventos como graduaciones, recibimiento de premios o libros, parecen meras formalidades, pero no lo son. La verdad es que el corazón siempre recuerda y está en nosotros agradecer a quienes lo merecen; a quienes en algún momento hicieron algo por nosotros, así sea pequeño o aparentemente insignificante. ¿Lo podemos hacer en público? Claro, es un lindo gesto. Pero soy partidario de que no hay nada mejor que hacerlo en privado: en la intimidad de una habitación, en el “silencio” de un chat de mensajería; en un correo electrónico dedicado y enviado exclusivamente a esta persona, o en una carta escrita a mano firmada con nuestro puño y letra. Luego, si queremos ventilarlo, perfecto. Pero primero en privado.

Sencillamente Lao Tsé fue muy sabio y poético al plasmar esta gran frase:

”El agradecimiento es la memoria del corazón”.

Y definitivamente Daniel Goleman lo sabía cuando escribió sus notas de gratitud para su libro, que a la postre, lo lanzó a la fama mundial.

Foto de Jay-r Alvarez:

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Te invito a que practiquemos la gratitud. Que escribamos una lista de cosas que otros han hecho por nosotros y le hagamos llegar nuestra gratitud de la manera que sea. Que le preguntemos a nuestro corazón qué sucesos recuerda que tal vez nuestra mente no, y si nos “enteramos” de algo que hayamos olvidado, procedamos a agradecer a esa o esas personas lo que hicieron por nosotros. Dejemos que el corazón recuerde, pero sobre todo, practiquemos la gratitud. Demos las gracias con humildad y sencillez, con honestidad y sinceridad. No tengo dudas que la satisfacción que experimentaremos será inolvidable.

Gracias por tu lectura atenta. Si deseas comentar, estaré encantado de leerte.

Escribió para ti Gary Samuel Bilbao. Gracias por el apoyo y por compartir mi contenido con otros. Gracias por tu comentario y gracias por darme la oportunidad de llegar a ti por medio de mis palabras.

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"Gratitude is the memory of the heart."

Lao Tzu - Chinese philosopher

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Years ago I bought the book "Emotional Intelligence ", by Daniel Goleman. A book that was intended to revolutionize the concept of intelligence and indeed, it succeeded. And although the book has been published for 30 years, it has aged very well since its approaches seem as current as they were 27 years ago. The truth is that it is a timeless book. I am sure that its author and the publishing house that published it suspected that it would be a book with good sales and that it would bring a lot of controversy, but that it would also bring a lot of value to the scientific community and the people who read its pages.

To write, produce and sell such a book, it takes a lot of intelligence and a lot of collective effort. Because of this, many authors dedicate a few pages to thank a list of people who made the writing and publication of a work possible. Daniel Goleman was no exception. And this is where the central theme of this post appears, because the author, from the first page of the book, which is dedicated to the acknowledgements, makes clear an eloquent example of practical emotional intelligence applied to real life, as he is able to subdue his ego, put aside his desire for recognition and give honor and glory to those who really deserve it.

And he does.

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Foto de Gabrielle Henderson en Unsplash

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1° Example.

Right at the beginning of his words of thanks, we read enormous displays of humility such as this one:

"The first person I heard about the concept of "emotional literacy" was Eileen Rockefeller Growald, [...] It was this chance conversation that sparked my interest and determined the research that has ended up giving rise to the present book...".

Let's see, I don't know if you notice, but he's basically "calling to the stage" the indirect cause of his book. Who hasn't had conversations with someone from which ideas for songs, paintings, inventions, characters, jokes, products or speeches have come from? Or maybe he saw a movie that inspired him to become a filmmaker and left him with the idea for his first film? Maybe you read an article or an image with a phrase from an unknown author and that was the breeding ground for your first film, which became an ultra-famous and recognized work.

Well, that is exactly what Daniel Goleman, the famous and laureate author of the best seller "Emotional Intelligence" that lasted almost two years as the best selling book in "The New York Times" list, did in his acknowledgements and recognitions note: to make clear that if it were not for Eileen Rockefeller Growald and that casual conversation (that even she could have forgotten), this book and all the research he did to make it a reality, would not have arisen in his mind and then become a reality. Could he have avoided this anecdote? Of course he could, and why detract from it if he could make us believe that it was all a product of his great imagination or of his intelligence, intellect, intuition and other qualities and abilities?

But no, Daniel Goleman knew, and most probably still knows, that "gratitude is the memory of the heart ", as the Chinese philosopher Lao Tse put it.

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2nd Example.

Many of us have had someone urge or encourage us to do something: record an album, write a book, buy a house, invest in a business or start a company, take a course or practice a sport professionally. Something like that happened to Goleman, who in his words of recognition, has the gesture of also thanking Rob Lehman, president at the time, of the Fetzer Institute in Kalamazoo, Michigan, an institute that allowed him "to explore more deeply the possible meaning of "emotional literacy " and also, Lehman himself, was the one who, in Goleman's words, *"at the beginning of my research, urged me to write a book on emotional literacy.

Another pearl of gratitude - sublime!

Many such stories abound - perhaps we are the protagonists of some of them! Perhaps someone sponsored a project for us and instructed us in the first steps of what is now our career or passion. Why not thank them privately and publicly? Why not show that "gratitude is the memory of the heart "?

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Foto de Pro Church Media en Unsplash

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3rd Example

Goleman titled his book "Emotional Intelligence". It could easily pass as if he invented the concept, but he knew very well that he did not, and so he warns in his acknowledgements speech:

"I owe the concept of 'emotional intelligence' to Peter Salovey, from Yale".

There is nothing better than quoting someone who deserves it, than making it clear that something is not ours and that someone else has already done or said something about what we are doing and/or saying.

Even in that we can practice gratitude and honesty. The mind remembers, the heart remembers.

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4th Example.

Last but not least, Daniel Goleman makes us understand that all of the above: knowledge, hours of research, money invested, hours of work, meals and drinks ingested, would have had no meaning or effect, if his wife, Tara Bennett-Goleman, had not provided the atmosphere of warmth, intelligence, love, understanding and respect that nurtured and stimulated the realization of his project.

Here we witness "the memory of a heart in love and grateful. "

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Dear reader, the heart always remembers. These thank you speeches at events such as graduations, receiving awards or books, seem like mere formalities, but they are not. The truth is that the heart always remembers and it is up to us to thank those who deserve it; those who at some point did something for us, even if it is small or seemingly insignificant. Can we do it in public? Sure, it's a nice gesture. But I believe that there is nothing better than doing it in private: in the privacy of a room, in the "silence" of a messenger chat, in an e-mail dedicated and sent exclusively to this person, or in a handwritten letter signed with our own handwriting. Then, if we want to air it, perfect. But first in private.

Simply Lao Tse was very wise and poetic in capturing this great phrase:

"Gratitude is the memory of the heart".

And Daniel Goleman definitely knew this when he wrote his gratitude notes for his book, which ultimately launched him to worldwide fame.

Photo by Jay-r Alvarez:

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I invite you to practice gratitude. Let's write a list of things that others have done for us and let them know our gratitude in whatever way we can. Let us ask our heart what events it remembers that perhaps our mind does not, and if we "learn" of something we have forgotten, let us proceed to thank that person or persons for what they did for us. Let the heart remember, but above all, let us practice gratitude. Let us give thanks with humility and simplicity, with honesty and sincerity. I have no doubt that the satisfaction we will experience will be unforgettable.

Thank you for your attentive reading. If you wish to comment, I will be happy to read your comments.

Written for you by Gary Samuel Bilbao. Thank you for the support and for sharing my content with others. Thank you for your comment and thank you for giving me the opportunity to reach you through my words.

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_{Translated with www.DeepL.com/Translator (free version)}

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