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Mi amigo se llamaba Joseph, era mi mejor amigo desde la escuela secundaria y también estaba entre los niños más aventureros de toda la clase. Su tema de estudio favorito era la historia, especialmente las relacionadas con los conflictos militares. Era un apasionado de las dos guerras mundiales, así como de la guerra fría entre los estadounidenses y los soviéticos. Su videojuego favorito era obviamente Call of Duty y constantemente nos divertíamos jugándolo en línea.

Como siempre estábamos pasando el rato juntos, un día me contó lo genial que sería viajar a lugares históricos y crear vlogs de video para compartir en línea, quién sabe, también podríamos convertirnos en YouTubers populares haciéndolo, decía él.

Cuando tuvimos la edad suficiente, después de ahorrar dinero durante varios meses, finalmente tuvimos la oportunidad de viajar a un lugar que Joseph siempre quiso visitar, Chernobyl. El plan era simple: ir allí en tren, pasar dos días explorando la ciudad abandonada y luego regresar a casa.

Estaba emocionado, ¡esta iba a ser nuestra primera aventura juntos! Hicimos planes sobre lo que haríamos cuando llegáramos allí, qué lugares deberíamos explorar y dónde comer. En la mañana de nuestra partida, empacamos nuestras maletas y despegamos hacia la ciudad fantasma. Cuando llegamos a la central nuclear de Chernobyl, caminamos por los terrenos hasta que encontramos una puerta abierta que conducía al interior.

Lo primero que hicimos fue entrar en la sala de control y mirar a través de las ventanas para ver si alguna luz seguía funcionando, pero no pudimos encontrar nada. Mientras continuábamos caminando por el pasillo, notamos algunas habitaciones con muebles aún intactos. Incluso había un televisor en uno de ellos. Pero todos estos artículos parecían no haber sido tocados en años por razones obvias. Deben haber sido dejados atrás por personas que vivían aquí antes del desastre.

Yo estaba a cargo de la cámara y José se encargaba de mostrar todo y explicar a la cámara lo que estábamos viendo. Así que comenzamos a filmar nuestro camino a través de la planta, deteniéndonos de vez en cuando para tomar fotos o videos. Fue fascinante ver lo vacío que parecía el edificio, pero al mismo tiempo lo lleno de recuerdos que estaba. Fue un poco espeluznante, pero también bastante interesante.

Mientras caminábamos vimos algo extraño al otro lado de una ventana. Un maniquí yacía boca abajo en el suelo, con las piernas sobresaliendo del suelo. Al principio, pensamos que era solo otra pieza de plástico, pero tras una inspección más cercana, ¡quedó claro que era un cuerpo humano que parecía un maniquí!

Nos detuvimos en seco y lo miramos fijamente. Era casi como si todavía estuviera vivo porque llevaba ropa y zapatos. Me sorprendió, no sabía qué pensar. Tenía miedo de tocarlo, pero Joseph lo hizo. Luego giró la cámara para filmarla. Después de examinarlo por un tiempo, colocó su mano sobre la cabeza del cadáver y lo tiró ligeramente hacia atrás, revelando su cuello. Luego giró la cámara para mostrarnos lo que había debajo del cuello de la camisa. La piel se estaba despegando de los huesos, lo que era impactante de ver.

Nos quedamos allí por un momento, atónitos. Esto era demasiado. De repente, escuchamos que alguien se acercaba, así que corrimos y nos escondimos en los arbustos. Esperamos unos minutos y fue entonces cuando sucedió lo primero inexplicable, ambos escuchamos pasos, pero nunca vimos a alguien caminando cerca de nosotros.

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Era como si hubiera una persona invisible caminando. No pude encontrar una explicación para esto, así que decidimos irnos, pero mientras caminábamos de regreso para dejar este lugar, Joseph siendo Joseph decidió aventurarse rápidamente en un edificio de aspecto intrigante para ver si podíamos filmar más contenido para nuestro video.

Entró y encendió el interruptor de la luz. No pasó nada. Luego lo apagó e intentó encenderlo nuevamente. Nada. Lo intentó por tercera vez. Todavía nada, así que decidimos explorar este edificio usando solo la luz de nuestra cámara. Cuando entramos, notamos que no había muebles en la habitación, ni siquiera sillas. Estaba completamente vacío.

Mientras estábamos parados en el centro de la habitación, de repente escuchamos que una puerta se estaba abriendo. Nos dimos la vuelta y vimos una figura monstruosa. Era grotesco y horrible y parecía que estaba sufriendo. Era más grande que una persona, pero parecía humano, sus brazos estaban bien musculados y su piel era verdosa.

Nos gruñó y luego nos miró fijamente. Fue tan aterrador que ambos gritamos y salimos corriendo del edificio. Habíamos visto algo que no deberíamos haber visto. Estaba aterrorizado, mi corazón latía con tanta fuerza. Estaba temblando incontrolablemente. Tan pronto como estábamos afuera nos dimos cuenta de que la monstruosidad nos seguía a toda velocidad. Corrimos aún más rápido pero de repente, algo invisible atrapó a Joseph, le impidió seguir corriendo.

Estaba demasiado asustado para detenerme y ayudarlo, así que seguí corriendo por mi vida. Había pasos corriendo de cerca detrás de mí a pesar de que no vi a nadie siguiéndome. Corrí durante lo que parecían horas hasta que finalmente me agoté y tuve que parar.

Estaba solo, en un país extranjero, y pasando por el evento más impactante de mi vida. Mi amigo no estaba cerca de mí, y no tenía idea de a dónde ir. Pasé esa noche en la calle, incapaz de conciliar el sueño. No fue hasta la mañana siguiente que descubrí cómo dejar este lugar para siempre y regresar a casa. Afortunadamente todavía tenía la cámara y mi billetera, pero mi amigo Joseph todavía estaba desaparecido.

Esto sucedió hace 15 años y todavía no estoy seguro de qué encontramos en Chernobyl ese trágico día. Mi amigo nunca regresó y me duele terriblemente lo que pasó, me siento culpable por dejarlo con esas criaturas espeluznantes pero no pude actuar en contra de mis instintos de supervivencia.

Todavía tengo mi cámara y las imágenes de ese día. Nadie lo ha visto todavía, excepto yo, me causa un pánico intenso recordar estos eventos, pero sé a ciencia cierta que hay algo malo en Chernobyl.

Creo que debe ser algún tipo de portal al infierno o tal vez esas criaturas eran algún tipo de mutantes. Nunca lo sabré, y nunca volveré. Lo único que sé es que la curiosidad mató a mi querido amigo y destruyó mi psique.

Nunca deberíamos haber visitado Chernobyl, de hecho, si dependiera de mí, los militares deberían bombardear ese lugar con armas nucleares para matar lo que sea que esté viviendo en ese lugar. Pero, por supuesto, nadie me toma en serio, ¿quién presta atención a un loco que vive en un hospital psiquiátrico?

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