"¿Lunes de matiné?" [Esp-Eng]

Precisamente la pregunta que corresponde al título de esta publicación fue mi reacción a la invitación de unos amigos de bachillerato. Resulta que, por algún tiempo a algunos le surgió la idea de celebrar un matiné de manera frecuente los días lunes, algo que empezaría como una simple idea descabellada hasta que se convirtió en el plan de fiesta perfecto para muchos estudiantes. Pero, ¿Por qué los lunes?

Resulta que los lunes en la tarde era improbable que alguno se atreviera a organizar un matiné por el hecho de ser inicio de semana. Además, pocos padres o representantes pensarían que la ausencia de sus hijos ese día estaría fundamentada en una fiesta como tal, así que no era de sorprender la gran cantidad de estudiantes que llegaban al lugar del matiné. Muchos de los que estudiábamos en la mañana nos íbamos desde el liceo hasta el lugar del matiné, mientras que aquellos que estudiaban en la tarde si asumían el riesgo de asistir solo a las primeras horas de clases o incluso hasta de faltar al colegio.

En mis últimos años de bachillerato esto fue algo muy constante, pues en la ciudad habían varios clubes o lugar de festejo que apoyaban estas reuniones. En algunos casos, hasta se llegó a celebrar más de un matiné el mismo lunes, así que muchos teníamos la opción de escoger a cual asistíamos. A veces la decisión dependía de cual era la miniteca o que colegios asistirían , ya que en muchos casos por lo menos mis amigos y yo tratábamos de evitar estar donde otros grupos más problemáticos pudieran asistir.

Las entradas al matiné eran muy accesibles, incluso habiendo momentos en el cual, cuando ya el lugar estaba muy lleno, a los últimos en llegar casi que los dejaban pasar gratis. De muchos de los matiné en los que pude estar, recuerdo uno en el que invitaron a la miniteca “Weekend”, la cual tenía un sonido espectacular y un repertorio musical de primera calidad. Merengue, salsa, changa, bachata y Calipso eran las mezclas que más llamaban la atención de los presentes. Además de eso, en ciertos intermedios del matiné se hacían competencias de baile en parejas o uno a uno, así como concursos de canto.

Si tuviera que hablar sobre ciertos temas musicales que marcaron para mi esa etapa de mi adolescencia, la salsa “Si no la tengo “ debe estar en primer lugar. Esa canción era infaltable en cualquier matiné, y por mucho tiempo fue una canción memorable no solo en estas celebraciones sino en cualquiera dónde se colocara música para el público. Este tema tenía la particularidad de poner a todo el mundo a bailar, y como anécdota especial recuerdo que esta ha sido la canción que he podido escuchar mas de dos o tres veces en la misma fiesta y sin recibir alguna queja.

Grupos como “Los excelentes “, “Karú” y “Media luna” eran los merengues más sonados y buscados para bailar., y es que con estos tres grupos fácilmente se podía pasar todo el tiempo del matiné. De hecho, esas tres o cuatro horas que duraban prácticamente volaban, y más si llegábamos después de haberse iniciado. Una regla de oro que tenían los que organizaban el matiné era que a las seis en punto de la tarde se terminaba la celebración, así que al escuchar un joropo ya todo sabíamos lo que significaba: fin de la fiesta y regreso a casa.

Esto también daba pie a algo muy interesante y era precisamente regresar a casa, y es que por la hora y la cantidad de estudiantes a veces el poder tomar el bus se convertía en un verdadero reto. En varias ocasiones nos tocó regresar a casa a pie o agarrando cola, pero eso solo formaba parte de una bonita experiencia que luego compartíamos con otros de nuestros compañeros de clases o vecinos durante toda la semana. Lo cierto es que, mientras muchos contaban lo que habían hecho el fin de semana, nosotros esperábamos hasta que pasará el lunes para poder hablar sobre lo que vivíamos durante un matiné.

Si bien los tiempos y la música han cambiado con el pasar de los años, muchos tenemos en común la experiencia de haber disfrutado y celebrado en un matiné. En ocasiones, hasta surgen comparaciones un tanto egoístas con respecto a que tiempos eran los mejores o en los cuales se disfrutaba más, lo cual nos puede llevar a pensar en que nos perdimos de algo bueno o somos los únicos que aprovechamos de algún tiempo especial. Si tuviera que hablar de mis tiempos como estudiante y lo que viví en experiencias cómo estas, lo que si afirmaría con plena seguridad es que estos son momentos que se viven y atesoran por siempre.

Son muchos los recuerdos que hoy guardo gracias a “ un lunes de matiné”. Creo que lo más gracioso era que siempre le decía a mi mamá que iba a la biblioteca a investigar una tarea, cosa que mi mamá jamás creyó pero aún así supo disimular su aprobación. Muchos de mis amigos aprendieron a bailar y otros hasta participaron en concursos de bailes, mientras que otros quizás no consiguieron enamorar a la chica que les gustaba, pero por lo menos pudieron sacarla a bailar. Así que pensar en “un lunes de matiné “ es rememorar bonitas anécdotas durante mi adolescencia momentos que con alegría siempre suelo mencionar.

Gracias por darle valor a esta publicación con tu tiempo y atención.

Hasta pronto.

Precisely the question that corresponds to the title of this publication was my reaction to the invitation of some high school friends. It turns out that, for some time, some of them came up with the idea of holding a matinee on a frequent basis on Mondays, something that would start as a simple crazy idea until it became the perfect party plan for many students. But why on Mondays?

It turns out that on Monday afternoons it was unlikely that anyone would dare to organize a matinee because it was the beginning of the week. Besides, few parents or representatives would think that the absence of their children that day would be based on a party as such, so it was not surprising the large number of students who arrived at the matinee. Many of us who studied in the morning would go from the high school to the matinee, while those who studied in the afternoon took the risk of attending only the first hours of classes or even missing school.

In my last years of high school this was something very constant, because in the city there were several clubs or party places that supported these meetings. In some cases, even more than one matinee was held on the same Monday, so many of us had the option of choosing which one to attend. Sometimes the decision depended on which mini-matinee or which schools would attend, since in many cases at least my friends and I tried to avoid being where other more problematic groups might attend.

The tickets to the matinee were very accessible, and there were even times when the place was already very full, and the last ones to arrive were almost allowed in for free. Of many of the matinees I was able to attend, I remember one where they invited the miniteca "Weekend", which had a spectacular sound and a first class musical repertoire. Merengue, salsa, changa, bachata and Calypso were the mixes that most caught the attention of those present. In addition to that, at certain intervals of the matinee there were dancing competitions in pairs or one on one, as well as singing contests.

If I had to talk about certain musical themes that marked for me that stage of my adolescence, the salsa "Si no la tengo" must be in first place. That song was a must at any matinee, and for a long time it was a memorable song not only in these celebrations but in any place where music was played for the public. This song had the particularity of getting everyone to dance, and as a special anecdote I remember that this was the song that I have been able to listen to more than two or three times at the same party without receiving any complaint.

Groups like "Los excelentes", "Karú" and "Media luna" were the most popular and sought after merengues to dance to, and with these three groups you could easily spend the whole time of the matinee. In fact, those three or four hours that lasted practically flew by, especially if we arrived after the matinee had started. A golden rule that the matinee organizers had was that at six o'clock in the afternoon the celebration was over, so when we heard a joropo we all knew what it meant: end of the party and back home.

This also gave rise to something very interesting and it was precisely to return home, and is that because of the time and the number of students sometimes to take the bus became a real challenge. On several occasions we had to return home on foot or by waiting in line, but that was only part of a beautiful experience that we then shared with our classmates or neighbors throughout the week. The truth is that, while many told us what they had done over the weekend, we waited until Monday to talk about what we had experienced during a matinee.

Although times and music have changed over the years, many of us have in common the experience of having enjoyed and celebrated at a matinee. Sometimes, even selfish comparisons arise regarding which times were the best or when we enjoyed the most, which can lead us to think that we missed out on something good or that we are the only ones who took advantage of a special time. If I had to talk about my times as a student and what I lived in experiences like these, what I would say with full certainty is that these are moments that are lived and treasured forever.

There are many memories that I keep today thanks to "un lunes de matiné". I think the funniest thing was that I always told my mom that I was going to the library to research a homework assignment, which my mom never believed but still knew how to hide her approval. Many of my friends learned to dance and some even participated in dance contests, while others may not have been able to romance the girl they liked, but at least they were able to ask her to dance. So to think of "a Monday matinee" is to recall beautiful anecdotes during my adolescence, moments that I always happily mention.

Thank you for giving value to this publication with your time and attention.

See you soon.