En una publicación anterior, les comenté que soy estudiante de medicina. Durante el primer año de mi carrera, interactué con la historia de la medicina y de manera especial, con la historia médica venezolana. Conociendo a nuestros precursores médicos.

Me gustó mucho adentrarme en la historia. Estaba emocionada y deseosa de recorrer sus caminos, de conocer sus vidas. Algunos nombres me resultaban familiares. Destacadas mentes prodigiosas que dieron prestigio nacional e internacional a nuestra medicina. Pero había un detalle, sólo eran hombres. Eso me repugnaba hasta la médula. Me negaba a aceptar que ninguna mujer de mi País no hubiese contribuido a la grandeza de nuestra medicina. Así que me puse a investigar y descubrí que, a pesar de sus contribuciones, siguen siendo solapadas.

Un ejemplo de ello fue Sara Bendahan, la primera mujer médico de Venezuela, la primera Doctora en Ciencias Médicas graduada en la Universidad Central de Venezuela, en 1939. En una época en que las mujeres tenían "derechos" limitados, ni siquiera podían votar. Sara, a pesar de su inestable salud, asumió con valentía el reto. En espacios que hasta ese momento eran exclusivos de los hombres.

Me identifico con la Dra. Bendahan por su perseverancia y dedicación. Ella es para mí una fuente de motivación e inspiración, digna de admiración. Un ejemplo de esfuerzo, determinación y tenacidad, donde ella no dio oportunidad al desaliento, en una profesión en ese momento dominada por hombres con muchos prejuicios. A pesar de los avances, creo que aún queda mucho por hacer para lograr la igualdad, debemos hacer, hacer y hacer. No hay que rendirse.