"Pulpa de amor era el centro
de sus pupilas saltonas,
como las frutas pintonas
que dicen mucho por dentro"

ROSALINDA / Ernesto Luis Rodríguez

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Ayer estuve en casa de mi hermano Freddy, en donde hay un patio y algunas plantas. Me acerqué a una mata de guayabas a ver si encontraba alguna guayaba madura, pero no encontré ninguna. Entonces me puse a observar la maravilla de los detalles de la guayaba pequeña que todavía tiene los pistilos y estambres de la flor.

Tomé algunas fotos, pero me faltó una buena cámara. Apenas pude capturar en una de las fotos los detalles pequeños que más llamaban mi atención.

Me acordé de mi niñez de guayabas donde me trepaba muy arriba del árbol a comer las mejores. Había en mi casa varias matas, pero mi preferida era una de carnes blancas, me parecía que su sabor era insuperable. No he vuelto a ver guayabas como aquellas, en mi casa había dos matas de esa rara especie de guayabas.

La vida en la ciudad me alejó de las guayabas y sólo he probado las del mercado que no se acercan al sabor de las que yo comía cuando niño. Normalmente, esas del mercado sólo las uso para jugos, pero parece que la gente se las come así.

Una vez vi a un amigo en el trabajo comiéndose una guayaba de esas del mercado. Yo lo observaba con curiosidad y no pude evitar advertirle:

"Esa guayaba que comes tiene gusanos"

Me miró, se sonrió, y me dijo:

"Tú no sabes lo que es comer guayabas"...

---o---

Pero sí encontré
una guayaba pintona
en casa de mi hermano.

Pude recordar,
un poquito,
aquel acidito...

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