EL CALDERO DE LA INDIA.

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     Definitivamente las tardes de campo se hicieron para descansar. Luego de un buen almuerzo, el resto de la tarde se convierte en un espacio de tiempo muy corto para recuperar el sueño perdido. De repente la abuela se levanta para atizar el caldero que casi nunca baja de las topias que se encuentran permanentemente allí.

     En ese caldero podemos encontrar un dulce de merey, unas caraotas, una nata para la mantequilla, un aceite de corozo o calentando el agua para desplumar el guineo para el almuerzo. En realidad ese caldero se utiliza para todo, hasta el café mañanero que bien alcanza para los cuatro peones que trabajarán ese día desde las cinco de la mañana.

     Un día, uno de los nietos que andaba por esos lugares jugando, le preguntó a su mamá –¿Mamá, que cocina la abuela allí?- la madre antes de contestar le brinda una sonrisa a su hijo antes de decirle – Tú abuela papaíto, está haciendo un rico dulce de ciruela, así como el dulce de plátano, conserva de coco y leche, entre muchas más.
     Y es que la india como la llaman todos, lo primero que hace al levantarse es lavar el caldero e impregnarlo de sueños y amor para toda la familia y mucho más allá.
     Fuente: Artículo creado y editado por @victorino1997



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