El villano sin autor (Cuento corto - revisión)

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El villano sin autor.


Clavius Vins vivía en la Ciudad de las Máquinas y era dueño de la mayor fábrica de juguetes que nunca nadie hubiera visto en todo el país. Siempre estaba acompañado de la señorita Diamond y de Robobot, sus leales secuaces… uuuh, perdón, ¿dije secuaces?, eeeeh… quise decir asesores. Sí, eso: asesores. Clavius y sus dos asesores se levantaban temprano cada mañana, todos los días y sin descanso para regentar su empresa y hacer así posible la fabricación, distribución y funcionamiento de su tan flamante dedicación. Hacían llegar juguetes a cada rincón del país, a cada niño; y nunca un lugar fue tan feliz y sonriente como aquel.

Pero Clavius no era del todo feliz. A pesar de llevar la felicidad a todos y cada uno de los niños de aquella ciudad y aquel país, sobre Clavius caía un tremendo pesar que le atormentaba. Cuantos más juguetes repartía, más atormentado se sentía; cuantos más niños eran felices gracias a él, más desdicha invadía su alma; que crecía la demanda y tenía que contratar nuevos trabajadores, haciendo feliz a nuevas familias, más y más oscuro se volvía su corazón. Y es que para Clavius Vins y sus dos… a-se-so-res… todo eso, todo lo que hacían y lo que conseguían, era justo lo contrario de lo que en realidad querían.

La Ciudad de las Máquinas no siempre fue un lugar como lo es ahora. Hace cincuenta años, cuando todavía Clavius era sólo un niño, la ciudad no se llamaba así, si no que su nombre era Ciudad de los Campos. Y en lugar de tener un cielo lleno de humo gris y negro procedente de las innumerables fábricas que ahora inundaban la ciudad, un azul celeste y acogedor iluminaba los valles y ríos y bosques y pájaros que ahora sólo brillan por su ausencia, y cada vez más, en todo el lugar. Un lugar antes lleno de naturaleza, paradisíaco, se había transformado en otro lleno ahora de humo y bullicio, sombrío. Paso a paso y sin que la gente se diera cuenta el stress se apoderaba de todo y todo, sin lugar a dudas, gracias a Clavius Vins y sus dos… sí, por qué no admitirlo: secuaces. Su gran fábrica de juguetes era todo un negocio, nadaban en mares de beneficios. Esa prosperidad hizo que el país se inundara cada vez de más y más fábricas que apestaban todo con su contaminante humo.

Clavius había conseguido cambiar el país y su paisaje, y lo había hecho para mal. Su infelicidad se tornó en cantos de victoria y conspiración. Siempre quiso ser un gran villano de cuento, el más malo entre los malos y la señorita Diamond y Robobot siempre estuvieron ahí para ayudarlo. Aunque siempre tuvo una gran pega, un dato, un hecho… que le impedía ser un villano en condiciones. Y es que nunca tuvo un héroe que le plantara cara. Alguien para combatir su malvado plan sombrío que dejó al país sin color y sin naturaleza, que colmó a los niños de juguetes con disfraz de falsos placeres. Ni tenía héroe, ni tampoco tenía autor que contara sus peripecias.

Y bueno, al autor ya lo ha encontrado. Al héroe, está por ver.


por Salvador Flores - @salvao


Clavius Vins y sus dos asesores, la señorita Diamond y Robobot - Fuente de la imagen

Este es un cuento corto que escribí y compartí en mis inicios en Steemit; encuentra aquí la publicación original. He pensado que voy a revisar y ordenar mis textos, mis relatos y mis poemas; corrigiendo aquí y allá, tratando de mejorarlos. Además, un poco de organización no vendrá mal a la hora de tratar de darles uso. Así que los que vaya teniendo listos y/o me gusten, los traeré de nuevo por aquí para conocer sus opiniones.

¡Saludos y gracias por pasar a leer!


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