NARRACIÓN / MICRO TEXTO TEATRAL - LA DEVOCIÓN

Hay un tema que siempre ha llamado mi atención, tiene que ver con las creencias y el misterio que se anida en nuestras costumbres, me refiero a las ánimas. Ellas forman también parte del folclor popular nuestro, ya que son muchas las historias que se han contado, principalmente en los pueblos y caseríos.

Cuando yo era niño, veía con frecuencia a mi madre colocar velas en un plato dentro del baño, en una esquina, y rezaba. En una ocasión le pregunté por qué o para qué hacía aquello, ella me respondió para pedirle a las ánimas benditas del purgatorio. Eso quedó grabado en mi mente como algo curioso que debía con el tiempo dilucidar. Cuando llegué a la adolescencia, me propuse realizar el mismo ritual, con la salvedad de que debía ser un lunes en la noche. Así lo hice, encendí una vela y la coloque en un rincón de mi habitación, tomando previsión para evitar algún accidente con el fuego, alejé todo objeto. Me presenté a las ánimas y les dije por qué les ofrecía una ofrenda. Recé un padre nuestro, y el lunes de la semana siguiente otro, y continué otros lunes hasta que, en una oportunidad, lo olvidé.

Un lunes que llegué a casa muy agotado, pude tomar solo una ducha y cenar, porque luego me quedé dormido. En la madrugada, comencé a escuchar en medio del sueño, un rezo que me despertó por completo. Eran muchas voces en letanía acercándose y aumentando su volumen. Tuve mucho miedo, lo confieso, y decidí no rezarles más, me pareció pertinente despedirme de ellas con las siguientes palabras o algo parecido, -Les pido disculpas por no rezarles anoche, pero hoy me han despertado y estoy aterrado, les pido que no lo vuelvan a hacer, por ello dejaré de rezarles y encenderles velas, gracias- y después no volvieron a buscarme.

Con este real y pequeño relato, expuesto a manera de introducción, les presento, queridos amigos de Hive Blog mi segundo micro texto teatral, inspirado en esta temática.

Área de cafetín de una empresa. Se observan algunas mesas y personas consumiendo en ellas. Pepe revisa la prensa mientras toma un café. Jasón entra con una taza de café ya servido, viene del mostrador, nota la presencia de Pepe y se le acerca.

Jasón.- Aquí te quería encontrar (Se sienta)

Pepe.- Jasón, viejito ¿Qué me cuentas?

Jasón.- Si somos amigos, entonces eres tú el que debería contar algo.

Pepe.- ¿Qué pasa? ¿De mal humor tan temprano? Si es porque leo la publicidad de la competencia, no te preocupes, mi salario sale del bolsillo de los dueños de esta, la primera empresa de turística de la región.

Jasón.- No es eso, a ver ¿Desde cuándo me conoces?

Pepe.- Desde que entraste a laborar aquí, casi un año.

Jasón.- El año que tengo en este país.

Pepe.- No me vuelvas a contar la travesía que hiciste cuando migraste por favor, me puede doler la cabeza.

Jasón.- (Pausa, cambia de ánimo) Me estas queriendo decir que soy trágico.

Pepe.- Exagerado. Te gusta crear realidades paralelas.

Jasón.- Lo de anoche no fue eso. Pasaste en tu carro cuando me encontraba en la parada del bus, a donde llegué tarde después de la jornada de trabajo que tuvimos ayer.

Pepe.- No te aguantaste, querías salir temprano, yo pude llevarte, pero fue obvio que andabas en buena compañía.

Jasón.- No entiendo. Te saqué la mano, hice señas, me viste y no te paraste.

Pepe.- Hermano parecía que andabas de parranda ¿Quiénes eran las dos chicas que te abrazaban? ¿El chico del bastón y la muchacha enana? ¿Y los otros que estaban llegando? Por eso no me esperaste picarón.

Jasón.- (Después de una corta pausa) Yo estaba solo. No pasó un alma, nunca llegó el bus. Eras mi salvación, pero esto que me cuentas me confunde.

Pepe.- A mí también.

Jasón.-(Pausa) Fueron las ánimas.

Pepe.- ¿Qué?

Jasón.- Fueron ellas. Todo estaba solo y me pareció escuchar ruido que me encomendé a las ánimas. Fueron ellas.

Pepe.- Jasón, me parece que no estás bien de la cabeza. Creo que ya tienes el tiempo necesario para pedir tus primeras vacaciones hermanito *(Queda pensativo, observando hacia el público)*

Jasón.- Dicen que aquí en el sur, las ánimas acuden más rápido cuando se le tiene devoción, y eso lo aprendí de mi abuela, ser devoto de ellas.

Pepe.- Viejo no te preocupes, el café corre por mi cuenta pero vete a otro lado, te vienen a buscar.

Jasón.- ¿Quiénes?

Pepe.- Las dos chicas y el resto, allí están, míralos (Señala al frente de ellos)

(Jasón se levanta y se dirige hacia donde le indicó Pepe, sale. Pepe se queda aterrado, va al mostrador)*