El hambre de poder.

Érase una vez una tierra muy próspera tenía tranquilidad, paz y bonanza, entre sus habitantes habían algunas diferencias pero no eran para llegar al extremo de odiar y querer el mal para el prójimo.

En esta tierra habían caballitos de hierro por muchas partes de su territorio, que con su sube y baja extraían el oro negro que mantenía la región, era un sitio privilegiado lleno de turistas y extranjeros que llegaban en busca de futuro.

Se cuenta que estaba llena de riquezas y lujos entre su población, sus playas únicas y paisajes inolvidables, con un calor humano como nunca antes visto, era normal que alguien te recibiera con un dulce, un café y una sonrisa.

Entre sus platos una gran variedad, que deleitaba el paladar del que lo probará y entre sus fiestas se recibían a todos por igual, un apretón de mano, un abrazo y adelante, así era está tierra tropical.

Esto hasta que vino el monstruo de una zona rural, que con rencor y maldad quiso gobernar, éste dice la leyenda, que era un hombre malvado que vestía de rojo y que tenía armas de fuego, era un estratega y táctico con complejos, que con sonrisas y promesas convenció a un pueblo, basado en el populismo y en un discurso libertario, se hizo de seguidores pintando paisajes de desarrollo que nunca llegaron.

Hoy su tierra no tiene nada de libertad, él la conquistó para él y los suyos, rompió el cristal y el que hable le espera una celda donde no verá la luz y la rutina tendrá que ver con la tortura, que triste es ver cómo destruyó el paraíso, el cuento no termina felíz, hay apoyos militares del extranjero en movimiento, es mejor prepararse para la guerra por los ideales de un frustrado.

La bonanza se fué, el extranjero se retiró, lo próspero terminó, el oro negro dejo de ser parte de la riqueza, sumergió a su país en un caos total, dónde aún siguen haciendo el mal, y tocará esperar ver cuál será el final, el tirano convirtió esta tierra en una monarquía que va de sucesión en sucesión, colocando la corona a quién mejor le parezca y el reinado cambia de mano y también la riqueza, aunque el pobre sigue muriendo de hambre en aquella tierra que fue tan próspera, deambulando por las calles sin esperanza y hasta sin ropa.

Bendiciones a todos en este día @electrodo.

Me despido dándole las gracias por aceptarme como uno de ustedes y esto es solo un abre boca de tantas cosas y anécdotas que les pudiera contar de mis días, hay quien dice que si me pusiera a contar mi vida pudiera escribir un libro que tengo más historias que condorito, jejeje….

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