Reseña del libro "Peligro Inminente", de Agatha Christie

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Fuente de la imagen: Pinterest

Era una mañana fresca en Saint Loo, Inglaterra. Hércules Poirot y su fiel amigo, Arthur Hastings, caminaban por un sendero cerca del hotel Majestic. Sin embargo, no se imaginaron que aquella caminata los llevaría a uno de los retos más grandes que Poirot enfrentaría a lo largo de su fructífera carrera como detective privado.

La lectura del presente libro forma parte de la temática mensual de La Tía Agatha Book Club, al cual sigo en Instagram. Este ha sido el cuarto trabajo que he leído de esta escritora, y el segundo que leo de la saga de Poirot, uno de los más intensos que he leído hasta ahora, debo confesar, pues nunca antes me había sentido tan ansiosa por los sucesos que conforman este caso en particular.

Y es que una joven heredera, Nick Buckley, se ha salvado de puro milagro en tres ocasiones seguidas. Aquellos hechos fortuitos, como insistió en catalogar la joven, para Poirot eran indicativo de un intento de asesinato; la razón de semejante hipótesis fue el sombrero de la joven:

Y por último, discerní la incongruencia acerca de la cual quería llamarme la atención. El sombrerito giraba lentamente alrededor de un dedo de mi amigo, y este dedo estaba metido en un orificio practicado en la tela. Cuando Hércules se convenció de que había adivinado su pensamiento, retiró la mano y me hizo
examinar el agujero. Su contorno era muy claro y precisamente circular y no comprendía yo su utilidad.
—¿Ha observado usted el miedo que le daban a la señorita las avispas? ¿Ve usted… el agujero del sombrero?
—¡Qué tontería! Una avispa no perfora de ese modo el fieltro.
—Es muy cierto, Hastings; ¡qué perspicaz es usted! Una avispa, no; pero una bala de revólver, sí. (Págs. 13 y 14).

¿Quién querría asesinar a Nick, muy bien recibida y querida entre su círculo de amigos? ¿Acaso su mejor amiga, Frica Rice?, ¿el comandante George Challenger, pretendiente de la joven?, ¿Jim Lazarus, pretendiente de la señora Rice?, ¿Charles Vyse, el primo de la joven y abogado de confianza?, ¿Bert Croft, su inquilino australiano?, ¿o Helen, la ama de llaves de End House?

Eso es algo que Poirot debe descubrir, y pronto, aprovechando la equivocación del asesino en matar a la prima de Nick, Maggie, la noche en que la heredera ofreciera un espectáculo de fuegos artificiales.

Christie, como siempre y de forma muy amena, te mantiene pensando quién podía ser el autor de los atentados y del asesinato de Maggie; te embarcas a la acción, como si lo estuvieras viviendo en carne propia con Poirot, pero al final, como siempre, terminas por sorprenderte cuando el detective belga más famoso del mundo descubre ante todos al verdadero culpable.

Me uno al coro de lectores que señalan este libro como el más interesante e intenso de los casos de Poirot, pues se dejaba entrever una observación tan objetiva y tan puntual de la naturaleza humana en relación a los sentimientos, específicamente a la envidia. Tan poderosa como destructiva, es increíble como la envidia es capaz de influir en las personas, convirtiéndose en un factor determinante en los actos criminales .



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