Cuarentena: 8vo día
Sigo sin poder trabajar remotamente; aún espero a que la empresa me envíe a mi correo el instructivo y las credenciales para poderme conectar remotamente desde casa a mi equipo de trabajo.
La rutina se ha vuelto pura monotonía, de la cama a la sala, de allí a la cocina a ayudar a hacer el desayuno, almuerzo o cena, ver una serie de Netflix, ver un poco de noticias para no caer en paranoia y en la noche continuar el curso de Inglés.
El domingo por poco se nos incendia el departamento. La cocina empezó a perder gas por una de las hornallas y cocinar era una tensión perenne pendiente de que no se prendiera fuego por debajo la cocina. El día de ayer salí temprano a conseguir una ferretería abierta para comprar un amarre eléctrico para solucionar hasta que pase esta tragedia y pueda llamar a un técnico que me arregle el artefacto de cocina.
Tenía tres días que no salía de casa primera vez que iba tan feliz a una ferretería, hasta que me di cuenta que por ser un día de fiesta nacional las ferreterías no abrían, a pesar de ser un negocio exceptuado por el gobierno en permanecer en cuarentena, junto con los supermercados y farmacias.
Por suerte cerca de casa hay un hipermercado que tiene dentro una tienda de electrodomésticos y por ser supermercado principalmente estaba abierto, así que pude comprar el amarre electrico ¡y con un súper descuento!
Los niños se han portado mucho mejor de lo que esperaba. Tienen 10 días encerrados y lo han sobrellevado muy bien, jugando en la computadora o celular, jugando y viendo películas. Eso será así mientras el internet se mantenga prestando servicio.
El pequeño balcón que tiene el departamento (desde donde tomé las fotos de este post) donde vivo se ha convertido en nuestro lugar especial, aquí pasamos gran parte del día para tener un poco de contacto con el exterior y ver algo diferente a los techos y paredes.
Escribir este post me sirve también para drenar un poco de la ansiedad que todos podemos tener en torno a esta situación que nos afecta a todos.
La preocupación de cuidar a la familia aunado a la preocupación por nuestros familiares en Venezuela hacen de esta pesadilla un poco más terrorífica.
Fotos propias.
