Hace unos meses estuve en una reunión y me llamó la atención que, a pesar de estar todos juntos cara a cara, la necesidad de tener el teléfono en la mano era casi inevitable. Después de revisar el WhatsApp y levantar la vista hacia los demás, me hizo gracia ver cómo todos permanecían sentados, en silencio, contemplando sus celulares al mismo tiempo. ¡Se veían tan tontos y robotizados! Luego, pensé de inmediato: "así me veo yo también, por supuesto".

Y así nos vemos todos.

Hay quienes discrepan acerca del tema y su adicción, pero basta ver el comportamiento tan fuera de lo normal que hemos adquirido, sin darnos cuenta, a lo largo de los años. Me refiero a la dependencia que estamos teniendo por las redes sociales.

No me malinterpreten, no es que no hayan traído nada positivo, el problema empieza cuando modifica tu actitud, tus pensamientos, tu conducta y tu estado de ánimo en respuesta al contenido que estás observando, ya sea en Instagram, Facebook, Twitter, etc. Es algo que en definitiva no es normal, no debería ocurrir, lo que se muestra en redes sociales es una "vida" virtual falsa.

Detente un momento a analizar, pregúntate: ¿cuántas veces te has sentido mal por algún comentario, publicación o mensaje?, ¿cuántas veces te has incomodado?, ¿cuántas veces quisiste cambiar tu cuerpo?, ¿cuántas veces te sentiste inferior? Estoy segura de que respondiste afirmativamente, por lo menos, a una de estas preguntas.

El ser humano es un ser social por naturaleza, lo que nos lleva a la búsqueda de pertenecer y ser aceptados. No es sorpresa, en este sentido, que las redes sociales sean una trampa perfecta para todos, proporcionándonos la oportunidad de crear una "identidad" irreal en un espacio al alcance de cualquiera.

De cualquiera que pueda darnos el sentido de pertenencia que tanto buscamos, de cualquiera que nos suba el ego, de cualquiera que nos haga sentir que valemos. Lo que se traduce en una cantidad determinada de "me gusta" junto a comentarios positivos que nos brindan una gratificación momentánea, una felicidad ficticia.

Y es esto último lo que está mal, lo que provoca esta adicción de la que hablé al principio. Esta identidad falsa que has creado te causa un conflicto psicológico y emocional al creer que esa persona eres tú. Terminas basando tu salud mental y tu autoestima en la opinión que tengan los demás sobre ti: en ese número de "me gusta" y comentarios. Deseas cada vez más esa "recompensa" que te proporcionan unos desconocidos sedientos de contenido.

Te sientes "bien" porque te gusta la atención que te dan…

Pero ¿qué sucede cuando los comentarios no son positivos?, ¿qué pasa cuando ya no recibes "me gusta"? Una amiga me comentó hace un par de meses que estuvo un tiempo comparándose con otras mujeres, a causa de un comentario peyorativo sobre su cuerpo que recibió de un usuario de Instagram. Un usuario que, vuelvo y repito, es un completo desconocido. Pero aún así, ella se sintió mal.

Literalmente, las redes sociales pueden causar depresión, ansiedad y baja autoestima si no estableces límites entre tu vida real y tu vida virtual.

Nuestra necesidad de ser aceptados nos lleva a transgredir ese límite, cosificándonos a nosotros mismos y a los demás. ¿Cuál es el trasfondo de una adicción? Querer llenar un vacío emocional a través de un "medio" que te hace sentir bien de forma instantánea, ¿cierto? Buscas la felicidad en algo más y no en ti.

En este caso, no se trata de una sustancia química que llega a nosotros a través de nuestro cuerpo, sino de algo que viene desde afuera y nos afecta mentalmente, es decir, podríamos afirmar que las redes sociales provocan una adicción psicológica. El principio es el mismo, en vez de heroína inyectada, es contenido diverso que nos envía mensajes a nuestra psique.

No tenemos que consumir una droga para ser adictos.

Ni hablar de la cantidad de horas que perdemos al día por estar navegando en redes sociales… tiempo de oro que no volverá y que pudimos aprovecharlo en cosas mucho más importantes y productivas. ¿Se nos está yendo la vida "existiendo" a través de las redes sociales?

Y tú, ¿qué opinas? ¿Te consideras o has sido adict@ a las redes sociales?