Muchas son las opiniones sobre el proceso que atraviesa el pueblo venezolano, hace un año exactamente se llegó a creer y confiar en las acciones legalmente amparadas en la constitución tras la juramentación del diputado Juan Guaidó (Presidente interino), se llegó a pensar que la presión internacional, la presión del presidente Norteamericano ayudaría a solventar el problema poniendo fin al régimen comunista, quizá porque debió pasar algo semejante a lo que en otros países ha sido la solución.

Lo cierto es que en ese momento no se veía la profundidad del daño, en Venezuela no existe en este momento ningún tipo de cultura política, ética de pensamientos, ni conocimiento en el área económica, todo este daño ya estaba en la realidad imperante.

¿Qué pensaría Bolívar al ver tan pisoteada su historia, a sus hijos tan triste y su país en ruinas?

Difíciles cuestionamientos de algunos, pero la realidad sigue golpeando ferozmente. Si el país cambia, si en algún momento esto fuese posible se debería estar preparado para educar en lo que viene tras una transición sin precedentes. Por los momentos el éxodo obligado sigue destruyendo familias, futuros y oportunidades. Cada día la incertidumbre es más costosa, el que apuesta por el país es fatigado sin piedad en los diferentes vaivenes.

Hoy en día con un nuevo decreto de un salario de doscientos cincuenta mil Bs que representa al cambio del día real sólo tres $, los trabajadores más desprotegidos, los padres o madres de familia, los adultos mayores intentan sobrevivir, buscando todos los días mantener el alimento diario. Obviamente esta mísera remuneración laboral no es suficiente para cubrir los costos relacionados con la salud. Las medicinas, los alimentos para las dietas todas son inalcanzables.

Mientras tanto el régimen que gobierna ha creado otros medios de pagos, hasta incursionando en el mercado de las monedas digitales con el Petro.

¿Cuánto vale un Petro? La inestabilidad ha calado tanto que hasta se han inventado dos valores para el recién nacido crypto. Un valor para dejar bajo el salario de los ciudadanos y otro valor para gestionar los grandes movimientos dónde se merman las riquezas poniendo en riesgo al país.

Ni siquiera se equipara el valor con el precio de un barril de petróleo, que hasta algunos años atrás era la medida que marcaba el desarrollo económico de Venezuela.

Las tasas oficiales y de mercados oficiales se convierten en una gran estafa, la data financiera no es pública para que los analistas estén alejados de las realidades, dando pie al cinismo, la especulación y el robo.

Entre las recomendaciones normales para que las cosas pudieran mejorar en esta crisis que sobrevive el país, se necesita comenzar con una economía estable, inversiones, préstamos, y transparencia fiscal estable. Mientras esto no ocurre, queda a los profesionales ingeniárselas para sobrellevar las cosas, trabajar más, orar. Es indescriptible el sentimiento de un venezolano al intentar hablar sobre la situación económica actual.

Venezolano, estés donde estés, no olvides que el padre de la patria fue un hombre que nos concedió la Libertad; eso es pensar y ser.

Gracias por la lectura. Me despido.