Reconstruirnos para autodefinir la existencia

Dentro del mundo de lo posible la idea de tener vida es el aspecto más simple de vivir, sin embargo, la existencia está dividida entre la definición de lo físico o material y lo subjetivo o esencial, todo en conjunto compone la totalidad del universo.

Si bien existe el existencialismo tratando de explicar la vida en el mundo, la filosofía va más allá de dar simples razones de lo que es o no ocupar un espacio finito dentro del mundo, o lo que es igual, tener una materia en donde se genera acción y efecto de todo, es algo más complejo que solo lo visible ante los ojos de los demás.

Reconstruirnos para autodefinir la existencia va más allá de la simple vida, implica la razón y la fe en lo existencial, porque la naturaleza proporciona la sabiduría necesaria para el equilibrio entre lo que somos y aquello que queremos llegar a ser en el transcurrir de cada minuto.

Autodefinirse para existir va más allá de la comprensión de aquellos nexos existenciales, de nuestros valores y el mundo, es algo así como los argumentos ontológicos que existen sobre los ángeles en la tierra o la existencia divina de Dios.

Definirnos a nosotros mismos es la mayor tarea de la esencia, deriva de nuestra alma y nuestro gozo en el conocimiento de aquello que queremos ser y de todo lo posible en nuestra existencia real.

Sólo existir tiene un sentido absolutamente solitario, cuando llegamos a ser, cuando existe una autodefinición de lo que somos es más profundo y hermoso, por eso todas las veces que sea necesario reconstruirnos valdrá la pena, porque aunque a veces nos desmoronamos grano a grano como un castillo en la orilla de la playa, la magia de volver a construirnos y levantarnos va más allá de las fuerzas de las olas.

«Lo absurdo de una cosa no prueba nada contra su existencia, es, más bien, condición de ella».

Friedrich Nietzsche.