La palabra "paradoja" es sinónimo para algunos de confusión al intentar explicar o entender. Quizá parte de una ilusión transitoria.

Veamos lo siguiente; según la paradoja de la elección, la posibilidad de escoger es atractiva para el hombre, pues nos gusta tener varias alternativas ante las decisiones de la vida, sin embargo, odiamos tener que elegir. Esto viene desde pequeños, sobre todo al tener padres sobre protectores que facilitan la tarea de seleccionar lo bueno y lo malo.

¿Por qué se hace complejo escoger?

Psicológicamente siempre queremos lo ideal, entonces el hecho de tomar una decisión implica asumir la posibilidad de equivocarse, y en nuestro ego perfeccionista odiamos la idea del error. Incluso en situaciones de vida, escoger la carrera que queremos estudiar, un empleo, la pareja perfecta, cumplir los cánones sociales nos apremia.

Justamente en cumplir las normas sociales se encuentra la "paradoja" de la libertad; en esa misma existencia dónde se nos indica cuando ir de traje o cuando vestir de cóctel, u otras reglas existenciales más profundas como la edad para ser padres, la edad para tener un buen empleo, para estudiar; ilógicamente nos vemos coartados dentro de nuestras propias concepciones de vida.

¿La vida en si es una paradoja?

Una pregunta existencialista con una respuesta aun más existencial, eso sí asumimos que el final para todo ser vivo es la muerte y que después del todo quedará la nada a nuestro paso.

Quizá es demasiado complejo el planteamiento paradójico como para oponernos a los designios normales de vivir, por eso a la larga somos felices en la libertad que sigue los estándares y tomamos las decisiones que asumimos menos complejas. Pero nada de eso nos salva de los errores y vivencias.

¡Y qué más da! Es infinitamente hermoso ser humano.

“Tal vez sea la propia simplicidad del asunto lo que nos conduce al error.”
Edgar Allan Poe