El valor indiscutible de la belleza

La aprobación de una silueta, un reflejo, una forma o cualquier elemento con características en nuestra mente es el proceso de aceptación o comprensión de la belleza que adoptamos en el curso de la evolución de la vida. Son sensaciones que asociamos con el bienestar, con el placer, con lo que amamos, y por lo tanto la belleza es una variante, el valor innegable de la belleza está en el ser que la recibe, en el que es capaz de encontrarla en lo que acepta como bello.

Si otro ser con otras características de la creación suspira frente a las características físicas o psíquicas de un ser que reconoce como pareja, es porque admira la belleza, de ahí al concepto de amor, estos son sólo detalles fugaces, y por lo tanto cada uno es exclusivo en su gusto o define su criterio de belleza teniendo en cuenta los valores que defiende.

Los que admiran la belleza reconocen su afinidad, su deseo, su deseo de obtener lo que admiran. Pero esto no sólo ocurre a nivel de las relaciones emocionales.

Si vamos un poco más allá y tratamos de entender la belleza, encontramos el ejemplo del mar, de los apasionados de la navegación, las olas son una parte esencial de sus sentidos, se sienten como si fueran parte de la tierra; pero hay personas que pueden hacer el viaje con los ojos cerrados porque se sienten afectados, mareados, porque lo único que tienen que hacer es poner un pie en la tierra para estar seguros, porque la belleza del mar puede desaparecer en una tarde con una brisa.

Los grandes filósofos han debatido incansablemente el innegable valor de la belleza, esto porque tal vez el mal puede llegar a seducir a algunas personas que encuentran hermosa una escena de la muerte, y aunque entre las personas sanas este acto es reconocido como enfermizo, para ellos es algo natural, basta con ver la celebración de un permiso para abortar, aunque sabemos que la belleza de la vida ha terminado, a veces no hay ninguna filosofía que explique el animal del hombre.