Es una palabra que en su significado construye valores, fortalece el espíritu humano, forja pensamientos, plantea preguntas, hace cuestionamientos, es eterna cuando surge, es un hermoso verbo.

Educar es dar una esperanza de aprender, entregar todo sin medir que quedará después, es respetar la individualidad, los pensamientos, autonomía de respuesta, cultura, diferencias de verbos con los demás, todo en un intento de hacer más rico y lleno de significados el contexto.

Es un proceso que construye esperanzas, estas van enfocadas a hacer mejor, más destacado y brillante al individuo, ese hombre que se convierte en ciudadano del mundo a través de su crecimiento. Con valores de respeto, de tolerancia, donde existe diversidad para abrigar todos los sueños, con firmeza de ir anulando los señalamientos, los prejuicios o miedos.

La belleza de educar para el que puede ser capaz de hacerlo, es la satisfacción cumplida de alimentar talentos, de crear genios, personas buenas, de fomentar pasiones por el aprendizaje, por lo inmortal, lo eterno. Va más allá de mil diplomas alcanzados, de títulos en el tiempo, pero comienza con el desarrollo del talento de áreas específicas que hacen la ciencia la respuesta a muchos misterios.

Aquel que se dedica a educar es un ser que equilibra su centro, que sabe ser parte de un todo, y hace que otros puedan confiar en sus capacidades, como actores principales de un profundo cambio en silencio. Es un ser completo que se entrega a la esperanza de labrar con sus ideales los nuevos pensamientos y es capaz de identificarse en las victorias del que ha llegado a conocerlo, como estudiante, como participante de su espacio - tiempo.

La educación completa, es un acto de nobleza, es proporcionar los elementos intelectuales, sociales o culturales, ayuda a moldear independencia en los niños, fortalecer la confianza en los adultos para ver trascender las soluciones que requieren los retos, desarrollar competencias, generar soluciones que aportan al mundo salida a miles de flagelos.

Educar es aprender a escuchar como condición primordial necesaria en la comunicación de la vida, para relacionarnos con la familia, con amigos o compañeros de manera satisfactoria, entendiendo que el respeto debe ir de la mano a los valores, esto es crucial en cada circunstancia que tiene preparada el universo.

El educado difiere del no educado tanto como el vivo difiere del muerto.
~ Aristóteles