Lo peculiar de esta historia la hace interesante para la crónica que busco, quizás un poco extraña. Cuando él me llamó y habló del viaje, supe que esa podía ser la hora esperada para despedirlo como se merecía. Ustedes se preguntaran: ¿por qué se lo merecía?... había hecho algo bueno para recibir tal beneficio y pensé en ese viaje como el ultimo destino del cual todos merecemos por ser sus vecinos, pero no importa vamos a ver que pasa. Cuando llegué, sonrió, levantó su brazo y miró la hora.

─9 en punto de la noche, vaya, debo decir que es lo mandado.

Su sonrisa era extraña, lo digo porque él, no era hombre de sonrisas, ni de gestos amables; miraba por la ventana de su habitación, esta daba a un alto muro que uno de sus vecinos había levantado.

─Todo esta listo , ─me dijo ─he trazado las rutas a seguir y como primer paso, dibujé un mapa donde pude ver… quiero mostrar mis sueños, aquellos que no pude conseguir por mas que recorrí la geografía… y los otros también… ¿Me entiende?... la finalidad de esta ventana es ver esos muros…

─¿Te refieres a esa pared?
─No, esa pared no impedirá mi viaje, es un pequeño detalle, molesto, quizás… se que todos quieren verme desaparecer, que me pierda por esas calles, que el sol me borre en el horizonte...ya mi viaje comenzó, estoy en ese camino…

─No entiendo a qué se refriere.
─Mi viaje es íntimo, el comienzo de mi viaje es, en mi propia geografía…
─Su geografía, me había hablado de otras tierras, fuera de este lugar.
─Si, así es , creo que fui un mal vecino, no me arrepiento de ello, mi vida no era fácil, nunca lo fue y usted más que nadie lo sabe.

Su dedo quedó suspendido en el aire.

─ No se porque estoy aquí, solo soy un cronista, busco historias para contar.
─Ahí están mis maletas, mi vida, ahí va la tranquilidad de todos… y va su historia.
─¿A donde irá?
─Estuve barajando opciones, se que usted lo escribirá: crónica de un viaje a algún lugar del mundo donde ya no esté para nadie, quizás, ni para mi mismo.

El sonrió, yo sonreí, luego sentí un vacío, quería salir de allí, así que agarré las maletas y me dispuse salir cuando él me dijo algo en un tono tan emotivo, es algo difícil de olvidar.

─No te vas a despedir, merezco un abrazo de su parte es lo único que le voy a exigir.
─Si, tiene razón, disculpe pero no pude evitar la reacción.

Me acerque y lo abracé, no dije más nada, él tampoco, tomé las maletas y salí. Caminé calle arriba, no recuerdo a nadie mirando por las ventanas, cuando llegué al puente lancé las maletas al rio, siempre hay un rio para estas necesidades, el agua era caudalosa en este tiempo, me quedé mirando como las maletas se hundían, se que nadie va a recordar este viaje, menos de alguien que se haya aventurado a desaparecer entre sus sueños, feliz viaje amigo, eran exactamente la 9 en punto.