Crónicas de 7 almas: el silencio de una mente hermosa.

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Crónicas de 7 almas:

El silencio de una mente hermosa.




Parece que he olvidado aquellos viejos recuerdos, no tengo ni una pista o huella que me dé indicio alguno sobre mi origen, a veces me he preguntado si he podido vivir como un ser humano normal que siente lo que cualquier persona mayor, adulto, adolescente, niño y hasta recién nacido siente al momento de salir del útero de su madre, al abrir los ojos por primera vez y sentir aquello a lo que le dicen temor, por lo nuevo, por lo desconocido.


Me encuentro sentado en aquel viejo sofá donde siempre reposan mis dudas más allá de descansar mi cuerpo, pensando, rebobinando en mi vida para hallar el origen o razón por la cual ni siquiera sé que estoy haciendo ahora mismo, esto que llaman hurgar en el ayer no sé si la estoy teniendo ahora mismo porque quiero saciar el hecho de la curiosidad o si simplemente dentro de mí se esconde algo que ni siquiera sé yo si existe. Veo a un pequeño sentado en la orilla de una camilla, dentro de una gran espacio lleno de silencio, donde las dudas no escapan, donde no existen respuestas porque no hay nada que preguntar.


Una hermosa mente en blanco, sediento de un conocimiento para poder sobrevivir al mundo y a la sociedad que respira la ansiedad por el día a día, que tiene la fortuna de poder tener sentimientos, empatía y todo aquello que yo debo intentar imitar para ser visto como alguien más y no como un monstruo que vive entre mentiras. Ese pequeño siempre tuvo la habilidad de aprender aceleradamente, temiendo el grito de un padre adoptivo que se apoderó de sus sueños y de su completa vida, pero que en él veía aquella salvación y único pilar en el cual sostenerse cuando cayera en la oscuridad y no pudiera contener aquello desconocido que salía de su interior, aquello contrario a empatizar, querer y amar, un odio originado por el rencor de haber sido él elegido entre el montón de personas que se encuentran en el mundo, sin saber qué hacer, sin saber que sentir, sin saber que todo aquello que no podía sentir le haría de su mundo algo amargo para un ser humano normal, pero para él nada, solo un rastro más de un rostro en blanco que no puede dibujar algún rasgo que evidencie tristeza, lastima, temor o clemencia.


Sostengo un cigarro con mis labios y lo enciendo, siento ahora mismo aquel calor dentro de mí que me impulsó en aquel tiempo a descubrir que podía ser mejor de lo que ya era aun cuando no podría tener sentimiento alguno por algo o por alguien, necesitaba desesperadamente dejar de ser el monstruo manipulado por cuyas manos me dieron una nueva vida. Una mente brillante me han de llamar aquellas lenguas de cuerpos normales que más allá de carne tienen la desdicha de sentir celos y ansias de poder disfrazado de mentiras; puedo percibir en ellos cada acción de su rostro, cada movimiento de su cuerpo que despierta en mí una inteligencia estudiada cuya ciencia acompañada, me incita a pensar en que mienten, en que sienten temor, un odio interior hacia mí por tal brillante inteligencia que no pone en tela de juicio y duda al momento de tomar una decisión de vida o muerte, porque simplemente no puedo sentir miedo por perder una vida que depende de mí, por eso siempre el éxito me fue garantizado, cada operación nunca culminó en una muerte de mesa sino en una esperanza asegurada de vida.


Entre el camino de mis recuerdos, algo que parecía ser amargo según sus rasgos corporales de aquella físicamente bella mujer que me acompañó a mitad de camino; simplemente se sintió traicionada al descubrir el monstruo que afloraba en mi vida puras mentiras, sonrisas fingidas, caricias dadas por las circunstancias, compromisos atribuidos para intentar tener una vida lo más normal posible; totalmente engañada de una verdad que le hizo traicionar aquella posibilidad en mi por poder hacer algo por ella de una manera correspondida, pero que realmente lo hacía para tener el éxito y más que ello un reconocimiento de él, para hacerle ver que podía ser normal o mucho mejor.


No sabía que sentía, pero mi cuerpo en si solo caminaba al pasillo que daba a las escaleras. Cada escalón era un peso en mis hombros indescriptible, pero no podía engañarme, no podía afirmar que me sentía traicionado o triste por ser esta vez la burla ante la verdad de la vida, nada podía reflejar mi rostro.


Aquellos viejos recuerdos fueron interrumpidos por el ardor de la cerilla que había caído en mi piel y de aquella voz que me salvo y que hoy día se encuentra a mi lado. Miro su rostro entre las sombras de una noche en velas, un rostro angelical que refleja todos aquellos sentimientos que nunca tuve la oportunidad de aprender en ese tiempo.


Aun lo recuerdo, haber sentido un dolor en mi pecho luego que ella me pidiera salvar una vida que se extinguió a mitad de quirófano, siempre me culpe de una manera silenciosa sin saber qué era lo que realmente sentía, pero que cada vez que recordaba su voz era un soplo dentro de mí que no me permitía respirar por segundos. De una manera involuntaria esa se convirtió en aquella única conexión que me permitía sentir sin saber lo que realmente era, aunque sentía odio por sentir cosas de las cuales no sabía manejar, cosas totalmente desconocidas, cosas nuevas de las que sentía más que curiosidad, mucho temor.


Esa luz que una vez estaba por apagarse, me inundó de una desesperación y de un lado humano salvaje por hacer lo imposible por no dejar que se extinguiera, queriendo ya no querer perder más de lo que ya no podía tener. Entregue de mí parte de vida en aquel quirófano donde te prometí siempre odiarte en vida, un odio que siempre escuchabas y sentías de mi como un te amo literalmente inexpresivo, pero que no podía mentir, simplemente el cuerpo no podía mentir a la realidad.


Llamas por mi nombre en el presente haciendo que mi pasado fuese una lección importante de mi futuro junto a ti, una mente hermosa se escondía dentro de mí, algo que solamente tú podías descubrir como la única llave de mi cuerpo. No hubo noción médica explicable para refutar la realidad que tú me podías dar aun siendo un ser incapaz de sentir médicamente, pero que a través de ti podía sentirlo todo de una manera intensa. Pude sentir el cansancio dentro de mi pecho al tú del otro lado de la calle correr apresuradamente ante mí, aquellos ojos brillantes deseosos de nunca dejarme de mirar y de aquellos labios que expresaban todo aquello que yo necesitaba saber y sentir para vivir una nueva vida. Ya no era solo una conexión por amor, parte de mi te pertenecía físicamente, aquello que te dio la salvación como gratitud de tu haberme salvado.


Ya no existía silencio alguno en esta mente hermosa, solo existía una esperanza más de vida.





NO uses tipu, deja de dejarte usar :P



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