Con orgullo soy un ejército
Levanto la mirada
hasta la colina de los 38
he llevado mis restos;
en dos años, legiones
han seguido, han huido,
todos tras el aroma
de vivir en libertad.
Estos barrotes adultos,
creen que en vanidad
prenderán mi alma,
pertenezco a infiernos,
soy un cadáver de tiempos
viejos, en el presente de
tontos que ríen inocentes.
Me levanto en rebelión,
contra la absurda rutina,
merezco el egoísmo de
vivir para mí, antes de
apartarme del recuerdo
mortal, los caminos del
solitario no me asustan,
he aquí un general que
ha perdido su batalla,
le han arrebatado las
estrellas sanguinolentas
que ostentaba; ¡Ea! Pero
es aquí donde el escudo
es el pecho abierto, que
anhela la gloria de llevar
el estandarte al momento
del sonar del tambor y
la bala atravesando la garganta.
San Carlos, 28 de mayo de 2021