La poesía: una sombría caída | Micro-Ensayo
El dilema de la antigüedad era una lucha antagónica de fuerzas y formas que ansían superarse a sí mismas, a pesar de sí mismas. El pensamiento estético de Nietzsche formula una visión de estas fuerzas a través de lo dionisíaco y lo apolíneo, categorías que revelan ciertamente dos momentos del espíritu, que nos han permitido comprender las tensiones internas que dominaron y moldearon el alma griega. Dilema que se resolvió trágicamente, en el drama teatral, y filosóficamente, en el dramático desarrolo post-sócratico.
La palabra poética no busca la verdad, la intuye: es la sombra de las cosas como las ideas en las paredes de la caverna, y así el poema aparece como el vínculo entre los hombres para renovarse, quizá para encontrarse.
Al respecto del poder invocador de la palabra y de la poesía, Octavio Paz afirma «La experiencia poética es una revelación de nuestra condición original». Esta condición original que se nos revela en la poesía y de la cual habla Paz, ¿no es acaso también el reconocimiento de una condición primordiar, esencial, que todo humano conoce y comparte? ¿No es parte de esa condición la muerte? ¿No es acaso justamente la muerte o su conciencia lo que le revela su verdadera condición?
Esa revelación es parte de esa precipitación a lo más profundo, un darse cuenta, una mirada hacía lo esencial que conlleva también hacía lo terrible, hacía el horror, hacía la muerte.
El poeta traza un camino lleno de flores, para si mismo, pero sabe que esas flores tienen espinas y aún así camina disfrutando del dolor. El poeta quiere encontrarse, también quiere perderse en un mundo de palabras poderosas que denotan emociones, tanto sublimes como elogios y alegres.
La poesía, en su forma más oscura y sublime, esa caída perpetua, es el descenso del alma a su sombra, ese reconocimiento con la muerte y ese diálogo con lo ido de cuya sabiduría extraerá la posible, siempre posible integridad, una pleniud alcanzada en una palabra por la vida y para la vida, a pesar de lo luctuoso y oscuro del canto, reconciliándonos de intensa manera con el Universo y la existencia.
© Copr. 2020 Jhunior Pavan
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