Aventuras en la malvada tierra de los zombis 2038, @familyprotection will receive 50% author rewards from this post, Episodio 4

@lanzjoseg 77

about 4 years ago

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En este episodio, nuestro héroe anarquista se enfrenta a un consejero de obediencia nombrado por el estado.

Episodios: 1, 2, 3,

Episodio 3

Estoy yendo a mi cocina para tratar de conseguir algo de desayuno. No dormí bien anoche. Nunca hago las bromas de la noche anterior con un consejero de obediencia. Es cierto, dije consejero de obediencia.

Aquí en la Malvada Tierra de los Zombis en 2038, todos tienen que ver lo que llaman un consejero de obediencia una vez al mes.

En realidad, un consejero de obediencia es un psicópata controlado por la mente que se apoya en una forma de extorsión llamada impuestos. El llamado consejero habla con la gente todo el día y trata de hacerlos sentir culpables y coaccionarlos para que sean más obedientes a los dictados de la dictadura científica inmoral.

No hace falta decir que, como soy un anarquista consciente, y no un zombi inconsciente, hay bastantes fuegos artificiales cuando choco las cabezas con mi títere de consejero designado por el estado.

Veo que queda un poco de leche y estiro la mano para agarrar el pequeño recipiente. Un brazo robótico en la nevera me golpea y pone la pequeña botella en un agarre mortal. Mi nevera anuncia: "Ha excedido su ración de leche durante las próximas 24 horas. Tal vez beba un poco de agua en su lugar".

Maldición. Mi dieta fue frustrada por los totalitarios verdes una vez más. Cansado y malhumorado, respondo: "Con agua, ¿se refiere a esa sopa química que sale de mi grifo de vez en cuando? ¿Esa excusa venenosa para el agua que está científicamente diseñada para neutralizar la cognición y la voluntad de la gente?"
Mi omnipresente zángano estatal anuncia: "Su reunión con su consejero de obediencia es en una hora. Debes salir en 2 minutos para no llegar tarde".

"No me importa si llego tarde."
"La tardanza resultará en una multa de 2 créditos."

Busco en mi cocina algo incluso medio deseable para comer, me rindo, devoro algunas galletas de pulpa de insecto OGM reconstituidas y salgo por la puerta.

Así que ahora estoy resoplando y resoplando mientras corro a la oficina de mi consejero de obediencia, que está ubicada inconvenientemente en la Torre de la Libertad 123, un nombre que gotea con tanta oscura ironía que George Orwell se escandalizaría. ¿Por qué está ubicada inconvenientemente? Es uno de los llamados consejeros más alejados de mi casa y me fue asignado por un nebuloso burócrata basado en una fórmula que usan para dar a cada ciudadano un ejercicio óptimo. Óptimo en el sentido de que no son ellos los que tienen que hacerlo.

Cuando paso por un mega almacén de Ama-Wal-Cost, mi atención es captada por los gritos. Pronto veo que un oso anda suelto y la gente corre en todas direcciones con los brazos agitados. Tomo un desvío para salvar mi pellejo. Muchos animales corren salvajes en las ciudades de Evil Zombieland. Ha sido así durante décadas, desde que se iniciaron los proyectos de reforestación. Y está prohibido defenderse con un arma, así que la gente sólo corre, grita y llora. Normalmente nadie resulta herido, pero a veces la gente es mutilada. Por lo general, es un zombi que está tan drogado con un dispositivo técnico que no se dan cuenta y no corren.

Al borde del colapso cuando me acerco al llamativo edificio financiado por la extorsión, una pequeña caja negra me escanea los ojos en la puerta principal y me dirijo a la oficina del Sr. Látigo. Así es. ¡Mi consejero de obediencia se llama Sr. Látigo! No hay escasez de humor negro aquí en la Malvada Tierra de los Zombis.

El Sr. Látigo me saluda con su habitual sonrisa de savia y queso falsos, "Hola, me alegro de verte. Vaya, ¿por qué te ves tan cansado?"

Me las arreglo para resoplar, porque no tengo créditos de transporte. Tuve que correr".

"Bueno, si fueras más obediente y tuvieras un mayor puntaje de crédito social, entonces tendrías más créditos de viaje de los que sabrías qué hacer con ellos!"
Lucho contra el impulso de darle un puñetazo en su calva de cara redonda, "Sí, y tal vez si un montón de locos del control inmorales con lavado de cerebro no tuvieran humanidad y libre albedrío en un puño de muerte, entonces tendría una prosperidad abundante en lugar de este austero infierno".

Sin inmutarse, da una mirada de pseudo-simpatía y dice: "Oh, ahí vas de nuevo, externalizando tus problemas. Recuerda, tú tienes el control de tu vida. Si eres infeliz, tienes que mirarte a ti mismo primero".
Eso es lo que hacen estos parásitos que se hacen pasar por ángeles benéficos. Culpan a la víctima y ponen la verdad y la lógica patas arriba en una vergonzosa muestra de cuidado simulado.

Mi cara se sonroja, "Sólo tengo un cierto control sobre lo que experimento en mi vida. Lo que hacen los miles de millones de personas en este planeta me afecta! ¡Lo que están haciendo ahora mismo me afecta! ¡Lo que hacen esos malditos zánganos me afecta!"
Levanta una mano gordinflona de conciliación, "Vale, vale, no nos pongamos irritables. Un arrebato más como ese y tendremos que medicarte. Ahora, vamos a entrar en lo que ha estado sucediendo el último mes contigo."

Escanea mi expediente rápidamente y mientras lo hace desata una serie de intolerables, "Uh huhs, hmmms, ahhhhs, y ohhhhs".
"Veo que has estado acumulando bastantes multas últimamente. En particular, has estado usando la palabra con "F" un número asombroso de veces."

Yo respondo: "Oh, te refieres a la palabra libertad. ¿Una de las palabras más importantes en la historia de las palabras que han sido prohibidas por la oligarquía psicópata? ¿La palabra que amenaza la esencia misma del control de la oligarquía sobre la raza humana? ¿Una palabra poderosa que inspira a la gente a luchar contra los opresores oscuros?"
El pequeño parásito llorón golpea con los dedos su pequeña barbilla puntiaguda, "Muy interesante. ¿Y quiénes son estos llamados opresores oscuros?"
Una sonrisa voluminosa envuelve mi cara: "Eres uno de ellos".
Se burla y se ríe, "¿Y cómo es eso?"
"Eso es fácil. Porque tus acciones están equivocadas. Tus acciones son inmorales. Me estás haciendo daño".

Su rostro se aplana con sinceridad, "Sigue adelante. No has hecho suficientes horas en tu dispositivo de realidad virtual. ¡Lo peor es que no has ido a tu sustituto sexual en absoluto! ¡Explícate!"
"Me gusta pasar mi tiempo en la realidad real, no en la virtual. Ya sabes, leo libros, doy paseos, pienso, creo arte, cosas así. La realidad me interesa, no la tecno-distracción psicológicamente armada creada y ordenada por tecnócratas llamada realidad virtual."

Interrumpe: "Una mente entretenida alivia el trabajo. Conoces tus eslóganes, ¿no?"
Haciendo caso omiso de su comentario, sonrío y continúo: "En cuanto a las madres de alquiler, mi novia satisface todas mis necesidades sexuales. No necesito esos robots sexuales humanoides sin vida que salen de la línea de montaje".

Sus diminutos labios fruncidos: "Sabes lo que pasará si no cumples, ¿verdad?"
"Imagino que algunos robots me arrojarán en una jaula y me obligarán a hacer algún tipo de trabajo ridículo que algún tecnócrata malvado considere necesario".

Con sus ojos firmes y brillantes, dice: "Como de costumbre, eres uno de mis clientes más difíciles y casi no nos queda tiempo. Sin embargo, debo señalar su más grave delito. Hablaste con alguien en la calle sobre la palabra 'anarquía'. ¡Ciertamente, debe saber que es un crimen intolerable! Por su propio interés, se le dará medicación para ayudarle a superar su enfermedad mental. La buena noticia es que estarás mejor en poco tiempo!"

Con un tono de garbo, "Oh, quieres decir que estaba diciendo la verdad a alguien en la calle, diciéndole el verdadero significado de la palabra anarquía, que es 'sin gobernantes'. ¿Quieres decir que vas a violar mi libertad de expresión? ¿Quiere decir que me va a obligar a tomar un cóctel químico dañino que fue diseñado por pseudo-científicos autoritarios con el propósito de destruir la mente y el cuerpo de los humanos libres?"

Sacudiendo su cabeza calva y moviendo un dedo gordinflón, se queja: "Ves, ahí vas de nuevo con tu lenguaje negativo. Me temo que se nos ha acabado el tiempo. Me aseguraré de que tu zángano te entregue tu medicación. ¡Nos vemos el mes que viene!"
Así que ahora estoy entrando en el pequeño apartamento de mi novia llamado ecológico. Ella me da una sonrisa que me hace derretir, "Hola, ¿cómo estuvo tu día?"
Con una sonrisa desconcertada y cansada respondo: "Lo de siempre".