Si la Naturaleza ya es de por sí experta en la creación de fantásticos marcos con los que poder ampliar la belleza de una fotografía, algunos lugares creados por el hombre también ofrecen una buena ocasión de procurarse marcos que resalten los objetos o las panorámicas de nuestro interés, realzando la belleza de nuestras fotografías.

Uno de los lugares más recomendables para poner en práctica nuestra fantasía y originalidad, puede ser, sin ninguna duda, el claustro de un antiguo monasterio.

A través de sus arcos, sean éstos elaborados y cargados de referencias simbólicas, como las utilizadas en el arte románico o lisos y carentes de fantasía, como sucede en muchos claustros de orígenes renacentistas o barrocos, se pueden conseguir fotografías de gran belleza y profundidad.

Sobre todo, porque a través de ellos, se pueden conseguir magníficos encuadres, que alternan facetas virtuales, donde adquiere una especial relevancia el juego entre la luz y la sombra, siempre presente en este tipo de escenarios.

AVISO: Tanto el texto, como las fotografías que lo acompañan, son de mi exclusiva propiedad intelectual.