A cuántos les habrá pasado que, inmóviles frente a los miles de libros de una biblioteca, la angustia los ha llevado a preguntarse ¿por dónde empiezo? Así estoy yo, preguntándome ¿por dónde? para que nadie piense que lo voy a mandar a leer, porque es precisamente lo que no debe hacerse, mandar ni a los niños, pero sí debería servir para algo saber ¿qué pierdo si no lo leo?

Si no se lo han preguntado, a lo mejor es porque aún no les ha tocado hacerse esa pregunta, a lo mejor sienten que nada pierden y si perdieran algo, solo ustedes sabrían el valor que tiene, pero si eso que pierden no les parece de valor, tienen razón en no leer. Entonces no lean, porque llega un momento en que solo deberíamos hacer aquello que le agrega valor a nuestra vida, a lo mejor tu momento de leer no ha llegado, tampoco ha pasado mientras estés vivo, pero mientras más tardes, menos aprenderás a disfrutarlo, como pasa casi siempre con lo bueno, que cuando lo empezamos a disfrutar ya tenemos que partir.

La lectura es una experiencia humana irremplazable, se obtiene si se practica y esta debe ser constante porque una cosa es decir que me gusta la lectura , pero lo que importa realmente es la frecuencia con que lo hagamos.

¿Y qué pasa si leo y no encuentro sentido? ¿Qué puede estar pasando?

Voy a seguir arriesgando con lo que diré. Cuando un hombre mira a una mujer bonita ¿qué mira cuando la mira?, ¿su belleza, su ser? ¿se mira a él luciéndola? Cuando una mujer mira una despampanante cartera o un par de zapatos elegantes, ¿qué mira cuando los mira? ¿la elegancia? ¿lo bien que le quedaría? ¿se mira a ella luciendo esas prendas?

Yo creo que miramos sentidos; olemos, rozamos, escuchamos, probamos con la imaginación, sentimos lo que nos hace vivir ese momento fugaz, lo eternizamos, lo registramos como algo agradable y si se presenta la oportunidad lo conversamos, los hombres entre ellos y las mujeres entre ellas.

Pero ¿qué se lee cuando se lee? Si lees, ¿qué lees al leer? ¿información?, ¿conocimiento?, ¿sentidos? ¿hueles, rozas, escuchas, ves, saboreas, suspiras, vives? ¿eres un lector que lee o que lee sentidos, que decodificas los signos lingüísticos o sientes sus significados?

Leer es una de las formas de belleza de la vida y la belleza se contempla, se admira. Es una belleza que hay que aprender a sentir para que pueda tener valor, que hay que descubrir, y se hace al crear la conexión con el libro, ese vínculo perenne y espontáneo que se vuelve conversación entre autor y lector.

No leer no es un crimen contra la humanidad, pero si contra las experiencias humanas irremplazables porque, así como en la sonrisa se suelta el alma, en la lectura se suelta el cerebro en forma de imaginación, de creatividad, en talento; en todas las formas posibles que ayudan al ser humano. No leer es un crimen contra tu propia humanidad.

Vuelvo al inicio para finalizar ¿a cuántos les habrá pasado que, inmóviles frente a los miles de libros de una biblioteca, la angustia los ha llevado a preguntarse ¿por dónde empiezo y finalizo: la mejor manera de dejar de posponer la lectura de un libro, es empezando.