La Caída

avatar

Fuente de Imagen

(Parte 10 de una historia terror inspirada en mitos de los Andes Venezolanos - Al final del post encuentras los capitulos anteriores)

La comisión policial comandada por el mismo director general se hicieron cargo del caso de la criatura de los andes. Las pérdidas humanas y los heridos eran muchas. Morillo no pudo controlar la situación y su jefe le informo que sería apartado del caso. El detective se rehusaba a aceptarlo. Insistió en que lo dejaran al frente de la investigación. El sabía quien era el criminal. Señalo directamente a Pablo, el tonto del pueblo. Esas afirmaciones enfurecieron aun más a su superior.

Pablo fue llevado a la comisaria. Cuando Braulio Carrillo lo vio, inmediatamente pensó que jamás podría ser el criminal. Era un chico demasiado delgado. Sin suficiente fuerza para haber cometido esos horrendos crímenes. ¿Cómo podría ese enclenque someter y asesino con su manos a tantas personas? Según todas las declaraciones que tomaron de los testigos, la criatura apretó a Morillo por el cuello y lo elevo a metros del suelo. ¡Es imposible! Le hicieron unas preguntas. Pedazos de su camisa fueron encontrados en los alrededores de la calle. El chico les dijo que terminaba de dejar las bolsas de compras de la muchacha y se quedo cerca de allí. Cuando escucho los gritos, salió corriendo, tropezó y se le rompió la camisa. Esa fue la mentira que sus abuelas, Simona y Josefa le dijeron que debía contar.

Las ancianas corroboraron lo dicho por Pablo. Dijeron a la policía que llego muy asustado, con su camisa desgarrada. Le dieron un té de hierbas para calmarlo. Por último le pidieron al chico que mostrara espalda y pecho. No tenía ninguna herida. Los policías declararon que habían disparado varias veces a la criatura. No había lugar para dudas. Morillo estaba errado en sus afirmaciones. El detective seguía empeñado.¡Eran los mismos ojos!¡La misma mirada! Sus compañeros pensaron que se había vuelto loco. Suplico mantenerse a cargo. Pero su jefe fue tajante al decirle que estaba fuera. Que regresara a la capital y se tomara unas vacaciones. Además, se habían enterado de la relación amorosa que mantenían con la principal testigo de la desaparición de Sebastián, la noche del ataque en el acampado. Eso violaba las reglas y perjudicaría la investigación cuando fuese resuelta.

Iris no podía creer lo que su amado le contaba. Ella también le dijo que era algo imposible. ¿Cómo puedes pensar eso? Pablito era un joven indefenso, especial. Era su mejor amigo en el pueblo. Morillo le decía que uniera las pistas. Pablo la quería y por eso no le hizo daño cuando se llevo a Sebastián. Siempre estaba pendiente de ella. Sus terrenos estaban en el epicentro de las apariciones de la criatura. El suicidio de Amador. Llevo las compras la noche en que la bestia cometió la masacre. La misma noche en que esa criatura le arranco media mano y estuvo a punto de matarlo, pero no lo hizo al escuchar el grito de Iris. Y por supuesto, los ojos que solo el había visto. ¡Todo estaba allí! ¡A la vista de todos se pasea el crimina!

Nadie le creía. Lo miraban como un demente. Iris se molesto. Le pidió que dejara de decir todas esas sin sentido. Estaba dispuesta a acompañarlo a la capital. Su mano debía curarse, quería ayudarlo. Morillo estaba realmente enloquecido.¡Lo Matare! ¡Matare a ese desgraciado! Esas exclamaciones enojaron a Iris y le pidió que se fuera de su casa. Si llegaba a hacerla algo al Pablito, ella jamás se lo perdonaría. Morillo se vio nuevamente suplicando, esta vez a la mujer que amaba, le decía que era por su bien, debía protegerla. ¡Pablo es la bestia,es el criminal, el asesino! repetia en todas partes.

Fuente de Imagen

En solo unos días lo había perdido todo. Su carrera. Su reputación. Su Amada. El Policía exitoso, el infalible, quine había resuelto los más importantes casos de los últimos años, ahora era tratado como un loco, señalado como un fracaso y rechazado por la mujer de su vida.

No acataría órdenes de nadie. No iría a la capital. No se tomaría días de reposo. Calmaba el dolor en su mano con analgésicos. Estaba decidido a acabar con la persona que le destruyo la vida. Fue a la comisaria, solo estaba un oficial, los demás estaban en un operativo nocturno, recibieron una llamada de alguien que aseguraba haber visto a la bestia. Fue él quien realizo esa llamada. Mientras estuvo a cargo fueron muchas los falsos avistamientos que le hicieron perder el tiempo. El oficial le dijo con mucho respeto que no podía darle acceso, pero un puñetazo con la mano sana de Morillo lo hizo perder el conocimiento. Abrió el parque de armas y tomo todo lo que encontró. Gas lacrimógeno, municiones. Una caja reforzada de acero llamo su atención, al abrirla, habían 2 granadas explosivas. Las guardo en su chaleco.

Usando el último coche que quedaba en comisaria emprendió la subida hasta la casa de Pablo. ¡No te vas a escapar! ¡No te vas a salir con la tuya! Casi se estrella contra la humilde vivienda. Salió del vehículo con su rifle de mira telescópica. Doña Simona abrió la puerta, estaba alarmada. ¡Deja a mi nieto en paz! ¡Loco policía del demonio! Gritaba asustada la anciana. Morillo no escuchaba, la aparto de un empujo que por poco la tumba. Entro a la casa. Tenía una única misión en mente. Dispararle en la cabeza a Pablo. Doña Josefa se levanto, ella estaba quedandose en la casa. Se paro frente al policía y le lanzo una maldición en lengua indígena. ¿Dónde está ese hijo de puta?¿Dónde está? ¡Ustedes son sus cómplices viejas de mierda! Josefa seguía evocando sus antiguas maldiciones.

El rostro de Morillo reflejaba locura. La anciana se carcajeaba. Era una risa diabólica. No había rastros de Pablo por ninguna parte. Las risas de Josefa se hicieron más intensas. Un fuerte golpe con la culata del rifle la callo. Le saco los últimos dientes que le quedaban. Saco la pistola nueve milímetros y apunto en medio de los ojos a Simona. Por última vez le pregunto dónde estaba Pablo. ¡Ya perdiste! Esto que haces es tu condena. Tu mismo te destruiste. ¡Nunca podrás contra nuestro Rey! ¡Ya entendió que debe recorrer el camino del dolor y la pena! ¡Nunca podrás salvarla!

Morillo entendió perfectamente lo que intento decirle Josefa. Pablo no estaba allí. Estaba en casa de Iris. La mujer que ambos amaban estaba en peligro. Amarro a las ancianas fuera de la casa, roció con gasolina el interior y le prendió fuego. * ¡Van a mirar como todo se vuelve cenizas, brujas!* Subió al automóvil y emprendió el camino de retorno al pueblo. Ya no había vuelta atrás. Asi fuese lo último que hiciera. Tenía que matar a la bestia. La criatura de los andes. Pablito. El tonto del pueblo. El causante de su caída.

Todas la simagenes usadas tienen Pixabay License
Gratis para usos comerciales
No es necesario reconocimiento

Lee los capitulos anteriores
Parte 1 - La Promesa
Parte 2 - La Cabra Negra
Parte 3 - El Ritual
Parte 4 - El Chupacabras
Parte 5 - La Tragedia
Parte 6 - La Investigación
Parte 7 - El Dolor
Parte 8 - La Historia de Chiarika
Parte 9 - La Noche de la Bestia



0
0
0.000
10 comments
avatar

Excelente amigo, voy a ver si me hago tiempo de leerlo completo desde su inicio. Desde ya muchas gracias por compartir. Ten un buen fin de semana. Saludos desde Argentina. Excellent my friend, I'll see if I can make time to read it in full from the beginning. Thank you very much for sharing. Have a good weekend. Greetings from Argentina.

0
0
0.000
avatar

Verga, muy intenso, un abrazo, hermano búho cleaner...

0
0
0.000
avatar

Epaaale Buhoooo !! Que paso con GUALECHARES ?? jajajajaja

0
0
0.000
avatar

Este post ha sido votado manualmente por Spanish-Tribe: "Literatura"


¡Enhorabuena! Sigue haciendo un buen trabajo.

0
0
0.000