Iris estaba acurrucada en un rincón de la oscura cueva. Le dolía parte de su cara por la bofetada. No volvieron a intercambiar palabras. Antes de llevarla a su guarida, hicieron una parada en la casa de la abuela de Pablo. El fuego estaba consumiendo todo. ¡Fue el policía! Cuando las dos ancianas vieron a la chica, se alarmaron. ¡Prometiste hacerlo! Debe morir o será la causa de tu perdición. Ya hemos arreglado todo. Colocamos evidencia para que culpen al talabartero del secuestro y asesinato del joven Sebastián. Pablo encontró sentido al pedazo de cuero que la policía encontró en su escondite. Las abuelas continuaban hablándole sobre la chica haciendo que se molestara. Doña Simona lo ayudaria, con sus poderes y hechizos, a transformarla en algo similar a él. Necesitaba una compañera. Una reina. Por eso ahora estaban en ese lugar. En esas rocas se produjo el ritual que lo convirtió en esa extraña criatura, mitad animal, mitad humano. Simona, caminaba con dificultad, le dolían los huesos por el golpe del policía. No estaba de acuerdo con transformar a la chica, pero era el deseo de Pablo. El nuevo líder y a quien debía obedecer. Iris se resistía a moverse de donde estaba, pero la criatura, con su fuerza sobrehumana, la coloco en el centro de la cueva. Estaban a punto de comenzar el ritual, cuando bruscamente la bestia volteo su mirada al exterior. ¡Se acerca! Es hora de matar a ese policía de una buena vez.

El detective Morillo estaba a cien metros de distancia, escondido tras unas rocas. Se hallaba cubierto de sangre. El inteligente policía mato una cabra, se cubrió con ella para. Sabía que la criatura tenía un olfato animal. Cubriendo su olor con el del animal muerto, le daría algunos minutos para acercarse a la cueva y poner una trampa. Asi lo hizo, corrió rápido hasta detrás de esas rocas, saco el rifle con mira telescópica esperando que su plan diera resultado. ¡Sal desgraciado! Es hora de matarte bestia inmunda.

La criatura salió al exterior de la cueva, sentía el olor del policía en varias direcciones. Eso lo confundió. No puede estar en distintos sitios. A doscientos metros una subametralladora se activo con un dispositivo electrónico que apretó el gatillo Morillo lo manejaba a distancia. La bestia fue en esa dirección. ¡Booom! Una fuerte explosión. Tropezó con una de las granadas que coloco el detective. La trampa parecía funcionar. El monstruo fue empujado por el aire. Aturdido, todo le daba vueltas. No lograba agudizar sus sentidos. No podía escuchar nada. Una nube de polvo lo envolvía todo. Una bala rozo su brazo. Lanzo un aullido de ira. ¡Te descuartizare! Morillo escondido tras las rocas, no acertaba a dar en el blanco, había demasiado polvo. Se levanto, estaba decidido a terminar con ese asesino. Cuando todo acabe, explicare todo. Me aceptaran de nuevo en la comandancia, me ascenderán, seré un héroe y al lado de la mujer que amo. Apuntando siempre donde estaba la criatura, se levanto y comenzó a caminar despacio hacia su glorioso destino.

En el interior de la cueva Doña Simona terminaba de hacer un brebaje con misteriosas raíces de color amarillento, igual que su fea dentadura. ¡Yo no quiero hacer esto! Pero mi Pablito te ama. No me mires asi, es un buen chico. Ha decidido compartir su destino contigo. Después que todo termine, me lo agradecerás. Iris la miraba con total desprecio. Toma esto, lo hice para prepararte, dentro de poco iniciaremos el ritual. Es el néctar de los antiguos dioses, serás parte de nosotros. ¡Boom! Escucharon la explosión y algunas rocas del escondite se movieron. Doña Simona se tambaleo e Iris aprovecho para agarrar la taza con el brebaje y golpear continuamente a la vieja bruja en la cabeza. No quedaban rastros de la cándida chica que era. Su instinto de supervivencia la dominaba. Siguió golpeando hasta que se vio llena de sangre. El cuerpo de la bruja dejo de moverse. Iris parecía que se pondría a llorar cuando vio el cráneo destrozado. Respiro y busco el cuchillo que uso la anciana para cortar las raíces. No dejaría que la convirtieran en una bestia. Con el cuchillo en sus manos salió de la cueva para apuñalar a Pablo.

La criatura de los Andes, aturdido, sintió una afilada hoja metálica penetrarle en el cuello. La chica que amaba salto encima. El cuchillo salió y volvió a perforarle la piel. Dos puñaladas. En ese momento escucho el zumbido de una bala pasarle cerca de su cara. Ahora sentía como o un bola de sangre se estrellaba contra su cuerpo. El cuerpo sin vida de Iris se desplomo en la tierra. El disparo provino del rifle de Morillo. Los antiguos dioses parecían haber se confabulado. La bala era para la cabeza de la bestia. Las puñaladas hicieron que se moviera unos centímetros. Ahora, la mujer que ambos desdichados amaban y preveían un destino junto a ella, se había ido para siempre.

Pablo, la bestia, emitía unos espantosos chillidos de dolor. Sujeto el cadáver de Iris en sus brazos.¿Por qué? ¿Por qué permitieron esto? ¡Debían protegerla! Era mi deseo. Esas palabras las dirigía a la luna, donde descansaba su abuelo, el antiguo dios que siglos atrás, gobernó esas frías tierras. El detective Morillo sintió su alma partirse en mil pedazos. Asesino a la mujer de su vida. ¡Por culpa de ese desgraciado de Pablo! Las balas entraban en el cuerpo del semidiós. La criatura estaba débil, perdiendo sangre. Se abalanzo contra el policía. Era el momento de la verdad. Sus potentes manos agarraron a Morillo, quien saco una navaja y la granada de mano que le quedaba. La clavo en un costado. Ya nada importaba. ¡Boom! La onda de la explosión hizo caer a la bestia por el barranco que colindaba con la cueva. La triste historia de estas almas sin gloria finalizaba en un baño de sangre y muerte.

Los sucesos narrados ocurrieron en ese olvidado poblado de los Andes. Milagrosamente, el detective Morillo sobrevivió a la explosión. Despertó a los tres meses de estar en coma. Le levantaron diversos cargos criminales, entre ellos, el asesinato de Iris. El juez impartió justicia dándole la pena máxima. Los otros asesinatos fueron endosados al talabartero. Se encontró mucha evidencia que apuntaban en su contra, evidencias sembradas por las abuelas de Pablo. Morillo se mantenía firme con la versión de los hechos. Nadie le creía. Además, nunca encontraron ningún cuerpo animal en el barranco. Pablo estaba en el hospital. Su abuela, Josefa, dijo que el policía lo ataco cuando el joven intento impedir que incendiaran su casa. Todos se compadecieron del pobre Pablito, el tonto del pueblo. Los habitantes estaban en shock, tendrían que pasar varios años para que el pueblo se recuperara del impacto de tantas tragedias juntas. Los cuentos y leyendas fueron corriendo con el pasar del tiempo. La prensa publicaba grandes artículos sobre los extraños acontecimientos. Internet y las redes sociales hicieron lo demás. La historia se virilizo y muchos turistas visitaban el lugar. Nació la oscura y sangrienta leyenda de la criatura de los andes.

El terminal de autobuses estaba abarrotado de personas. Muchos turistas llegando al pueblo. Eran casi las doce del mediodía. El autobús con destino a la capital de país estaba por salir.

-Adiós mi muchachito – exclamo Josefa sosteniendo la mano de su nieto.

-No quiero dejarte sola. Te prometí que nunca te abandonaría – dijo Pablo.

-¡Debes hacerlo mijo! Siempre estarás conmigo, en mis pensamientos, en mi corazón. Debes irte de aquí. Por tu seguridad. La criatura – susurro – jamás debe ser vista en estas tierras. Vete a la capital. Esa ciudad está llena de maldad. Cientos de crímenes se comenten a diario. Es un lugar ideal para que puedas sobrevivir, alimentarte.¡Ser tú! Esa ciudad será tu verdadero reino.

El chofer toco la bocina. Faltaba poco para salir. Pablo soltó la mano de su abuela y subió. Habían pasado solo un año de lo terribles hechos. Todavía le dolía la pierna, había quedado cojeando por un tiempo. El autobus arranco.Porfin, su sueño de niño se cumpliría. La capital lo esperaba. Porla ventana vio por última vez a su pueblo. Era el final de todo. Dejaba su vida atrás, pero el sufrimiento lo acompañaría por siempre.