Un día cualquiera en la mañana.

Allí estaba yo, sentado en el balcón pensando que debía preparar el desayuno, pero una melancolía me arrasaba el alma, saber que quizá a otros la comida le falta, que no tienen agua o medicamentos en casa.

- No puedo arreglar el mundo desde mi balcón. -

Un día cualquiera en la mañana, parece que camino sin rumbo, algunos pasos me cuestan, porque he decido estar triste y en sintonia con el exterior que me oprime.

-¿Pero ese soy yo?-

Acaso los días nos hacen perder la mirada perdida a cualquier lugar, en vez de enfocar las cosas valiosas que debemos amar.

He comenzado a caminar, salí del balcón, en búsqueda de pan, voy con ritmo parsimonioso como sin ganas o sin prisa, pero logro cortar varios trozos que dejo en mi mesa para las visitas.

El señor que me corta las hojas de los árboles ha llegado temprano y entre saludos y risas, se acerca a la mesa, toma el desayuno con prisa. Me dice mil bendiciones porque hoy salio de casa sin alguna comida, pues la dio a los pequeños de su hija Maritza.

Mi melancolía de la mañana se asustó, me abandonó al ver que me hacía feliz compartir, se despidió con la salida del sol de la primavera. Un día cualquiera en la mañana se puede cambiar el mundo de otro con solo un poco de pan y un buenos días en la mesa.

Sé como la brisa, no se ve y aún así nos regala sus caricias.

Bendiciones a todos en este día @electrodo.

Me despido dándole las gracias por aceptarme como uno de ustedes y esto es solo un abre boca de tantas cosas y anécdotas que les pudiera contar de mis días, hay quien dice que si me pusiera a contar mi vida pudiera escribir un libro que tengo más historias que condorito, jejeje….

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