Ante todo, quisiera darles la bienvenida a este nuevo post.

Como he mencionado con anterioridad, a los 16 años me fue detectada una afección mental “bipolaridad”, la cual, representó para mi vida (en cierto momento), el fin de ésta.

Por medio de mis experiencias, he determinado que un factor fundamental para toda aquella persona que sufre de una enfermedad, sea cual sea, es el apoyo familiar, éste es, sin duda, fundamental. Puedo alegar que el poder considerarme una mujer independiente, pese a mi patología, fue gracias a ese apoyo incondicional de parte de mi familia, que gracias a mi Dios, siempre tuve.

He conocido ciertos casos de personas que presentan la misma enfermedad que yo, me hunde en un gran pesar, saber que estas personas, se encuentran perdidas en un mundo oscuro, donde recurren a la bebida, drogas, prostitución ó delincuencia. Esto sin lugar a dudas, llena mi corazón de una profunda melancolía, ya que puedo entenderlos ¡¡sé por lo que están pasando!! entiendo perfectamente la penumbra en la que se encuentran.

En el momento más duro de mi vida, puedo decir con un rotundo amor, que desborda de mí ser, que mis padres y hermanas, estuvieron allí, apoyándome, aún si no entendían el ¿por qué? de mis acciones. Puedo representar a mi familia como un colchón inflable que estuvo posicionado en el lugar exacto, justo cuando se me lanzó por un precipicio, aunque la experiencia fue traumática y dolorosa, no permitió que los daños fueran letales.

En ese momento donde estaba perdida y sumergida en la oscuridad, la mano cariñosa de mi padre siempre me estuvo agarrando con firmeza y ternura, el pecho de mi madre me consolaba y la presencia de mis hermanas me fortalecía.

Les mentiría si les dijera que fue fácil para ellos, puesto que cada episodio que he vivido ellos lo han padecido conmigo, no podría definir con exactitud la extrema preocupación que les he hecho pasar, pero si puedo contarles como ellos afrontaron cada una de ellas, y aunque suene muy trillado todo se reduce en una sola palabra “AMOR”.

Creo que la fortaleza que mis padres tuvieron fue única, la unión entre ellos me hace pensar que aún con todas sus diferencias, fueron un equipo maravilloso.

Les he hablado de mí, y como una persona se siente cuando es diagnosticada con esta patología, pero no del rol que el círculo familiar representa en estos casos.

Mis padres y hermanas fueron adentrados a un mundo que no conocían, mi enfermedad, sin armas, herramientas, conocimientos, solo con AMOR Y PACIENCIA ¡¡vaya que no debemos subestimar esto!! Pues fue lo que les permitió afrontar esta situación.

Es importante para aquellas personas que tienen un familiar con esta enfermedad, el saber una cosa.

No será fácil.

No existe una guía que al seguirla, pueda suprimir los daños que ésto puede representar, sería una completa mentira el hecho de prometerles que este camino puede recorrerse sin una lágrima o un gramo de desesperación.

Cada vez que escucho diferentes tipos de casos relacionados al mío, solo me pregunto una cosa ¿Cuánta fortaleza debe tener un ser humano para poder afrontar el ver a su hijo completamente perdido?

Eso dependerá de cada persona, pero puedo asegurarles que con amor y paciencia se puede solventar esta situación. En muchas ocasiones mis padres no tuvieron idea de que hacer o cómo reaccionar, así que solo aplicaron lo que sabían… AMARME.

Buscaron la manera de lidiar con todo esto, sin presionarme, mi padre siempre me decía “tu vas a salir de esto, nunca te voy a dejar sola”, y con ello lograron algo que no se imaginaban.

Al no presionarme ni rechazarme, me dieron la oportunidad de ser yo, de manifestar cuando sospechaba que algo no iba bien, en vez de huir por vergüenza a lo que ellos dijeran o pensarán, crearon una confianza, la cual permitía que yo les abriera la puerta a mi mundo ¡¡mi cabeza!! Pude expresar mi sentir, en cada ocasión que esta enfermedad se manifestaba.

No tuve la necesidad de recurrir a bebidas o sustancias que me hicieran olvidar aquel dolor y terror que sentía. El correr a los brazos de mis padres, que siempre me recibieron con amor y compresión, era el calmante necesario para mis penas.

Cada vez que me quedaba sin fuerzas, estaban mis hermanas, las cuales siempre me escuchaban y me protegían de una manera única. Lo más importante de todo, es que me sentía libre con ellos, no tenía que huir del rechazo, porque no lo había.

Mi voz nunca perdió autoridad, nunca fui señalada o tildada de loca, las palabras de mi padre siempre fueron “tú eres una persona igual a todos nosotros”. Increíble el poder de las palabras, esto creo en mí una especie de convicción, mi familia logró lo impensable para mí !!hacerme una persona normal!! Algo que esta patología, me había arrebatado.

En varios de mis post he mencionado que las limitaciones están en la mente, ¡¡cuán ciertas son esas palabras!! El saber ésto, se lo debo a mi familia.

Puedo decir con total convicción que ese espacio que mis padres y hermanas crearon para mí, donde podía expresar con libertad, mi sentir, temores e inseguridades, fue el ideal. Pude recurrir a él las veces que lo necesité, incluso hoy en día lo sigo haciendo.

Puedo describirlo como un pequeño mundo en el cual pude estar en mis momentos más vulnerables, protegida y segura, muchos pueden tildar las acciones de mis padres y hermanas como sobre protección o mimos exagerados, pero yo, quien fue la que lo experimentó, puedo decir, que fue justo y necesario.

En aquellos momentos (episodios), de la vida de las personas que presentamos esta patología, es cuando la vulnerabilidad se manifiesta verdaderamente, estamos expuestos al peligro, personas mal intencionadas e incluso a la muerte. Por lo tanto, es necesario crear un espacio seguro, donde toda persona que presenta esta patología, pueda recuperarse.

Menciono la palabra recuperación, porque un episodio maniaco o depresivo representa fracturas mentales las cuales dejan pequeños ó grandes traumas, los cuales son difíciles de sanar, y ¿qué mejor lugar para hacerlo que en tu hogar? Rodeado de aquellas personas que te vieron crecer y madurar, que entienden que estas pasando por un momento crítico en tu vida y están dispuestos a brindarte su amor y comprensión.

Dicen por ahí que el amor incondicional lo cura todo, pues yo soy una prueba viviente de ello, ya que éste que se me brindó justo cuando más lo necesite, curó mi alma.