Muchas veces nos pasa que queremos hacer algo y cuando por fin lo hacemos no resulta como queríamos pero también ocurre que aun cuando no nos sale como queríamos el resultado es bastante interesante y resulta en una experiencia grata y enriquecedora.

Hace un tiempo ya en el año pasado, mi mamá mi papa y yo decidimos ir a pasear un día a Barquisimeto, ya que esta cerca de donde vivimos, a 1 hora de San Felipe aproximadamente, con el fin de ver que tal estaban los precios, la ropa, los artículos, la comida, de todo un poco.

Yo estaba feliz, tenia conmigo una camarita digital marca Kodak easyshare de 12 megapixeles que mi mamá tiene y me había prestado para hacer fotos, así que con este bebé estuve yo haciendo fotos de algunas cosas que me parecieron interesantes al caminar por el activo centro barquisimetano, aunque me hubiese gustado captar escenas mas callejeras, miradas, sonrisas, expresiones, y otros elementos que le otorgan a las fotos sentidos mas especiales.

Luego de ya haber visto suficiente nos tocaba la hora de regresar a casa, eran ya casi las 5 pm así que estábamos a contrarreloj para llegar a la parada y tomar el ultimo bus yutong que salía para San Felipe.

Íbamos casi corriendo pero yo no perdía la oportunidad de pararme en algún sitio y hacer una foto de cualquier cosa, como niño jugando con su juguete nuevo.

Al llegar a la parada nos encontramos con una cola de personas de longitud monumental, habían muchas personas esperando para ingresar al bus y poder ir a casa. Y nosotros estábamos en el último puesto. Luego de mucha espera llegó el bus, comenzaron a pasar las personas algunos molestos por el tiempo que habían esperado, otros riéndose de esos molestos y otros muy tranquilos avanzando de forma ordenada en la cola.

Para nuestra sorpresa ya casi estando en la puerta del bus para ingresar se llenaron todos los puestos, acto seguido el conductor cerró la puerta y arrancó el bus sin decir ninguna palabra y se fue a trasladar las personas como corresponde su trabajo.

En ese momento nos quedamos completamente perplejos, porque era el último bus que salia en el día, claro esta que podíamos irnos en cualquier otro bus que fuera a San Felipe, pero no teníamos el dinero suficiente para pagar el pasaje. Lo que teníamos alcanzaba solo para la Yutong.

Luego de una media hora de preguntarnos que haríamos con nuestras vidas, una señora que al parecer conocía a otro conductor de autobuses de la Yutong consiguió (luego de varias llamadas a este señor) obtener el numero de la agencia encargada de las rutas y transportes Yutong en San Felipe y comenzó a pedir que por favor enviaran otra unidad ya que todavía quedaban mas de 50 personas esperando en la cola y no tenían otro medio para llegar a su casa.

La noticia buena era que al parecer si enviarían una unidad a buscarnos lo malo es que esto no era completamente seguro. No nos quedaba de otra que esperar 1 hora mas que el bus llegara.

Yo no perdí oportunidad de fotografiar los colores del cielo en el atardecer de esa tarde noche en barquisimeto. Incluso tome una serie de fotos de la catedral y como cambiaba el cielo a su alrededor.

Por lo menos la batería de la cámara me aguantó lo suficiente como para no aburrirme y estresarme en toda esta espera por el bus, el ajetreo de la cola la gente peleando por el puesto, todo el entorno era un pequeño caos, pero yo seguía feliz tomando fotos al cielo.

Quizá no con la mejor calidad pero si con un sentido de pertenencia grande, el ver estas fotos y recordar esta experiencia le da un toque único y especial a cada foto.

Luego de como 2 horas de espera luego de que la señora hiciera su llamada por fin llegó el bus. Mis padres y yo estábamos cerca de la entrada así que con seguridad entrabamos en el bus y ademas nos íbamos sentados cómodos y tranquilos directo a casa.

Al final el día resulto en acontecimientos inesperados que a pesar de todo no tuvieron un final triste. Doy gracias a que por lo menos no nos robaron en la parada mientras esperábamos el bus u ocurrió otra cosa mucho peor.

Espero este relato haya sido de su agrado, es muy grato poder compartirlo con ustedes y mas poder tener material gráfico para ilustrar mucho mejor esta anécdota peculiar de un Yaracuyano en otro estado.

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