Hola amigos
Hoy nuestra caminata nos lleva al mar.

Tomamos el coche y entre bosques de árboles fantasmales y camino sinuoso nos presentamos en el pueblo de Plencia.

Pero el pueblo no es nuestro objetivo, sino su hermoso paseo que bordea la orilla del río hasta su desembocadura en la playa.
Nos gusta levantarnos temprano ya que el paisaje y el día son más tranquilos y atractivos.

Aparcamos el coche, cruzamos el puente y nos preparamos para disfrutar de estos cuatro kilómetros de belleza.

Es una zona peatonal, por lo que no tiene que tener cuidado con los automóviles.
Entre casas majestuosas y un parque infantil comenzamos a caminar, a la izquierda el río lleno de pequeñas embarcaciones, algunas embarcaciones deportivas y otras viejas embarcaciones de pesca.

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La marea está baja y el día despejado es en los últimos días de otoño y debemos aprovechar el sol.

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Caminando por el paseo encontramos todos los barcos descansando, es domingo y la gente descansa de un divertido sábado por la noche.

Las casas señoriales que parecen pequeños castillos.
Las aldeas típicas de mi tierra pero aquí son gemelas

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La virgen de los marineros en un pedestal.
Con sus cadenas desgastadas por el agua de mar y el clima.

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Veletas que nos dicen la ruta de los vientos.
Las anclas en el jardín e incluso las trampas para atrapar un rico cangrejo.

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Llegamos al mar a la playa de Plentzia junto a la de Gorliz.

Durante la marea baja están juntas, pero cuando sube el agua se separan como amantes enojados.

Los madrugadores hacen deporte.
Nosotros miramos y disfrutamos.

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Las olas nos acunan y el paseo termina.

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