Eizouken, un anime sobre hacer un anime

Ya había hablado de Masaaki Yuasa aquí antes, con un post sobre Tatami Galaxy, un anime que me emocionó de una forma increíble y que me hizo ver la vida de otra forma, a calmarme y vivir más en sosiego con mis acciones y con todo lo que pasaba en la vida. En ese texto había hablado del director pero me había centrado en un anime en específico; ahora haré lo mismo porque la mejor manera de hablar de un director, es hablando de las cosas que hace este y como llenan a cada uno por diferentes que sean.
El viernes por fin pude ver Keep Your Hands Off Eizouken hasta donde va (porque está en emisión) y creo que nunca había pasado tanto tiempo viendo algún audiovisual con una sonrisa de oreja a oreja. Tanta es la euforia por este anime, que me saldré un poco de mi ética y hablaré de él sin haberlo terminado. Es más, estoy muy seguro de que también hablaré de él cuando termine, esa próxima vez de una manera más técnica que emocional, espero

Keep Your Hands Off Eizouken es un anime sobre tres chicas que quieren hacer un anime. Dos dibujan de una manera espectacular y otra se encarga de la logística y es la que mantiene los pies en la tierra (casi literalmente) mientras las otras dos dejan volar su imaginación.

Hay algunos animes que tocan el tema de hacer anime, pero no de esta forma. Así como me enamoré de jojo Rabbit por tocar el tema nazi desde la perspectiva inocente de un niño, Eizouken me enamora por tocar el tema de la animación de la forma más inocente posible, también. Amo que la animación sea distinta en muchas escenas y que las tomas no sean muy regulares en lo que significa el mundo del anime; noté que los paisajes están dibujados con una perfección al detalle increíble en muchas partes del anime, para después pasar a unos dibujos tan mal hechos y que parecen tener tan pocas ganas, que el cambio te choca pero el contraste te encanta.
El tema del cambio de animación es increíble en muchos aspectos, pero la mejor parte de esto es cuando dibujan y colorean como si el anime estuviese hecho por las tres chicas protagonistas. Nos adentramos en la imaginación de las muchachas y los trazos cambian a un lápiz mucho más amateur y brusco, que incluso le baja la cantidad de cuadros por minuto para verlo hasta peor animado, y junto a eso se le acoplan efectos de sonidos como “kaboom”, “puum”, “shhh” hechos por los mismos actores de voces que le dan vida a las chicas en el anime. Es una cosa de locos e impensable, pero la mayoría de las cosas que hace Yuaasa son así, y como siempre, le queda perfecto para poder amar más así este tipo de arte.

Claro, a veces nos dan algunos golpes de realidad y nos muestran como en serio se hace un anime, como es casi imposible que solo tres chicas hagan algo profesional y como poco a poco va creciendo el “club de cine” que ellas crearon. Esto me da un sentimiento a emprendimiento que me llena de felicidad de muchas formas, porque a pesar de ser ficción, siento que algo así podría estar pasando en la vida real. Y como a veces también se vuelve un retrato realista de lo que es hacer un anime, también nos habla de tecnicismos y maneras de agilizar el trabajo para encontrar un mejor acabado, cosa que me hace creer que todos los que están dentro del proyecto están felices de mostrar de una forma tan simple y orgánica.

El anime solo lleva siete capítulos y no ha tenido ni un capítulo que me decepcione. Amo con todo mí ser que sea domingo porque así puedo ver un capítulo de este anime, y odio saber que no durará mucho. Justo ahora, con tan pocos capítulos, estaría feliz si al menos una persona después de leer esto va y le echa un ojo aunque sea al primer capítulo, porque siendo animador o no, el anime despierta la parte más infantil y cariñosa que tiene una persona, y eso es algo que se agradece a creces en estas épocas.