Casi siempre acostumbro a ver las películas nominadas al Oscar en el cine. Pienso que si están nominadas es por algo que debe verse más allá de la pantalla de una computadora, además de que me encanta la experiencia de ir al cine como tal. Este año fui a ver la mayoría y me enorgullezco de haber tenido la oportunidad de hacer eso, siendo 1917 la última que vi.

Con 1917 tenía algo más que de expectativa que con las otras. Me gusta el cine y me gusta leer de cine, así que sabía medianamente bien con que me iba a encontrar con cada película que iba a ver, y sabía que 1917 era una película bélica de casi una sola toma. Desde que leí eso quedé completamente en incógnita de cómo iba a ser posible filmar una película así. Bueno, es obvio que es posible, pero sentía que el trabajo no iba a valer la pena, por buena que sea la película, sentía que tanto el director como todo el equipo iban a quedar exhausto y sin ganas de hacer más, casi al nivel de un trauma.

Entonces, la mayoría de películas que en serio quiero ver, quiero verlas por primera vez en un cine, 1917 estaba en una vara más alta por ser una película bélica. Como jugar un shooter con audífonos, ver una película de guerra en el cine hace que la película deje de ser una película de guerra y empiece a ser una película de miedo. Escuchas tiros y explosiones por todos lados, no sabes de dónde vienen y estas contra un enemigo prácticamente invisible, escondiéndote la mayoría del tiempo y deseando que la acción pase.

1917 en la parte técnica tiene mil y un puntos a favor, con escenas que tienen hasta mil extras en pantalla y maquillaje increíble y realista, pero cuando se habla simplemente de la película cómo tal…, encanta. A muchas personas no les gustan las películas de guerra y lo entiendo, no es para todo el mundo estar dos horas viendo disparos y gente corriendo por trincheras, pero 1917, siendo una película de (falsa) toma continúa, cambia un poco las bases de una película de guerra. En una guerra no todo es disparos y aunque ya hay una película que refleja eso (soldado anónimo), esta es diferente porque aquí están en territorio enemigo pero no ves cómo todos están esperando la señal para ir a la guerra. Hay una escena de unos cuantos minutos dónde la cámara se posa como un pasajero más en un camión que transporta a los soldados, y eso me encantó. No miento al decir que la película tiene momentos de tensión pura dónde toda la sala de cine estaba en silencio, y otros momentos que llegan a ser de completo terror, pero la película sabe calmarse y mostrarnos paz cuando la hay.

La verdad quería escribir esto ayer mismo al llegar a mi casa. Tenía miedo de no escribir con la suficiente energía ya que habrían pasado horas de haber visto la película, pero es que recuerdo algunas escenas y cómo no solo la ambientación cambia en minutos, sino la paleta de colores y la fotografía, recordándome incluso a veces a blade runner 2049. Una película sobre la primera guerra mundial que me recuerda a una película de ciencia ficción cyberpunk ambientada en 2049, increíble, ¿no? Esto es porque la película nos muestra la noche como nunca antes la había visto. Nos muestra la noche con una simbología religiosa y un ambiente tan surrealista que empiezas a creer que estás viendo una película completamente distinta. Una transición que el director hace de la manera más inteligente posible, con el único corte completamente evidente que tiene la película. Con todo lo dicho, el director vuelve a dar un último respiro al terminar la película con una excelente fotografía digna de un cuadro, para posteriormente lanzarnos una frase y decirnos que la película está dedicada a su difunto abuelo, un soldado de la primera guerra mundial.