Hola y bienvenidos de nuevo. Estoy aquí en la comunidad de la Colmena para conectar con todos mis hermanos de frecuencia cósmica. Así que los abrazo con todo mi corazón, esperando que les guste este post. He de recordarles que mis post estan escritos en doble lenguaje por lo que han de encontraran un texto completamente en español, seguido de uno en ingles.

Hello and welcome back, I am here in the community of Hive to connect with all my cosmic frequency brothers. So I embrace you with all my heart, hoping you like this post. I must remind you that my posts are written in double language so you will find a text completely in Spanish, followed by one in English.

Español

En esta oportunidad quiero hablarles de mi proyecto de permacultura al que llamo "Yagoarundi", y de cómo me enamoré locamente del trabajo agrícola, no sin antes comprender que por mucho que amemos la naturaleza, las personas que vivimos en los grandes centros urbanos estamos muy lejos de comprender los ciclos de la tierra, y debemos pasar por un período de adaptación física y psicológica para poder decir realmente que somos agricultores.

Tengo con mi compañera de vida este pedazo de tierra de 12.000 Mts2 en la costa del estado La Guaira en Venezuela. Una espectacular bahía oceánica con una diversidad biológica sólo comparable con la del Amazonas, entre las montañas y el océano profundo.

Durante 22 años he compartido mi vida con los lugareños en chichi durante los fines de semana, puentes y vacaciones; me siento parte orgánica de este lugar, los conozco a todos. Así es como decidí hace 3 años mudarme de Caracas a Chichi, dejando mis comodidades a un lado para cumplir con el mandato de mi espíritu.

Con este trabajo quise honrar a mis antepasados y traer comida de calidad a mi casa. Como ya conocía bastante bien el pueblo no me llevó mucho tiempo adaptarme a su gente, lo que si llamó mi atención poderosamente es su visión del lugar donde habitan, porque viven su relación con la naturaleza de una manera utilitaria, explotadora y no como arte, como vida. Su relación con la naturaleza es de dominio y consiste en tomar lo que necesitan. Confieso que esta idea no me agradó, pero seguí adelante.

Soy deportista, y aunque tenía experiencia previa en escuelas de agroecología, no es lo mismo trabajar los fines de semana en el campo que dedicarse por completo a esta actividad.

Durante los primeros meses me dolía todo el cuerpo, en especial la espalda, me sentí triste al ver lo grande de mi tarea y lo pequeño de mi persona. Fui a la universidad, estudié varias cosas, pero nada de lo que aprendí en la escuela o en la universidad me ayudó con la enorme tarea que tenía por delante.

Dominar las herramientas agrícolas me tomó 1 año, y de no poder trabajar más de una hora seguido pasé a trabajar jornadas enteras de 6 u 8 horas. Hubo oportunidades en las que me senté a llorar sola en el terreno, pero insistí, insistí e insistí. Comprendí que por muy tonto que suene, la agricultura es como una de esas máquinas de los casinos donde tienes que meter y meter coins hasta que la probabilidad esté a tu favor, pero esos coins en el trabajo agrícola son respeto, conocimiento, trabajo, paciencia y principalmente amor.

Así desde el proceso de germinación hasta los plátanos que estamos cosechando en este momento, llevamos mi compañera y yo adelante este emprendimiento, este nuevo hogar; entre caracas y el estado la guaira, entre cuidar a nuestra manada e irnos enamorando cada vez más de la tierra, entre los comentarios de "sigan adelante" y "ustedes están locas, son dos mujeres solas". Nada de eso nos importó, para nosotros es una tarea del espíritu, y por eso estamos en esta comunidad, para decir que si se puede.

En algunas oportunidades contratamos personal para ayudarnos con el cercado, con el sistema de riego o con tareas que demandaban mucha fuerza física, hemos tratado de hacer una hermandad de trabajo, pero muchas personas solo estaban pendientes del dinero. Consideramos que algunas de las personas que encontramos en el camino todavía viven en el umbral de la supervivencia física o psicológica, y no pueden comprender realmente nuestro mensaje, no se sienten inspiradas, no ven la humanidad como una gran hermandad y que nos tenemos que ayudar.

Germinamos de lo que comíamos, no compramos semillas, nos las regalaron o las fuimos cambiando por comida o cosas de valor para los locales.

Hicimos muchas pruebas al suelo los dos primeros años, por cierto el suelo es de tipo 1, franco arenoso arcilloso. Probamos sembrar maní, caraota, auyama, frijol, parchita y sembramos en el primer tercio de la tierra más de 60 frutales y 300 matas de plátano.
Germinamos más de 400 especies que regalamos y que en un comienzo nadie quería, porque los conuqueros y agricultores de la zona se dedican al monocultivo del plátano y el aguacate por ser más rentable. Pero descubrimos que si dejábamos los arboles germinados en cualquier lugar la gente se los llevaba y los sembraba. Entonces empezamos a dejarlos por donde pasábamos. Fue algo para nuestra reflexión.

Trabajamos para construir el primer módulo de yagoarundi, un espacio donde pudiéramos pernoctar. Cortamos madera en la montaña, abrimos huecos, pisamos tierra. Cargar una rola de 80 kilos por una bajada te cambia la vida, es lo que puedo decirles. Nunca he dormido tan bien como cuando trabajo el campo.

Hemos dispuesto de los recursos que tenemos en el bosque, pero nos hemos comprometido a devolverle a la tierra lo que nos da. Así que estamos repoblando el bosque con especies endémicas que están en peligro de extinción. Es nuestra manera de agradecer.

No les comenté, pero el primer año nos estafaron nuestros ahorros, $3000 pagamos una casa que nunca se construyó, la preparación de una tierra que nunca se sembró, perdimos una cosecha de 400 plátanos por la mala voluntad de nuestros vecinos, pero seguimos adelante. Nada de eso realmente nos importó, o si nos importó, porque nos dolió como seres humanos, acumulamos mucha experiencia de nuestra vivencia.

Al día de hoy han ido apareciendo en nuestro camino personas que nos apoyan en el sueño que tenemos, en este momento nos encontramos a punto de hacer nuevas alianzas y de sembrar más. No solo queremos sembrar la tierra, queremos ser un fractal de energía que le diga a las personas que la tierra sana, que hay que dejar la flojera de vivir, dejar de darle la espalda a la naturaleza y a nuestra responsabilidad como seres humanos, que tenemos que ocuparnos por nuestra forma de vida, cuidarnos, y que la tierra da la única salud a la que debemos aspirar, LA GRAN SALUD.

In this opportunity I want to talk to you about my permaculture project that I call Yagoarundi, and how I fell madly in love with agricultural work, but not before suffering the disappointment of knowing that as much as we love nature, people who live in big urban centers are very far from understanding the cycles of the earth, and we must go through a period of physical and psychological adaptation to be able to really say that we are farmers.

I have with my partner this piece of land of 12,000 Mts2 on the coast of La Guaira in Venezuela. A spectacular oceanic bay with a biological diversity only comparable with the Amazon, but between mountains and the deep ocean.

For 22 years I have shared my life with locals at chichi on weekends, holidays and vacations, and I feel as an organic part of this place. That's how I decided 3 years ago to move from Caracas to Chichi, Leaving my comforts aside to fulfill the mandate of my spirit.

With this work I wanted to honor my ancestors and bring quality food to my home. As I already knew the village quite well, it didn't take me long to adapt to its people, but they see the place where they live in a utilitarian way and not as art, as life. Their relationship with nature is one of dependence, of taking what they need. I confess that this idea shocked me from the beginning, but I kept going.

I am an athlete, and although I had previous experience in agro-ecology schools, but it is not the same to work on weekends in the countryside that dedicating to this activity.
During the first months my whole body hurt, especially my back, I felt sad when I saw how big my task was and how small my person was. I went to college, studied several things, but nothing I learned in school or college helped me with the huge task ahead.

During the first months my whole body hurt, especially my back, I felt sad when I saw how big my task was and how small my person was. I went to college, studied several things, but nothing I learned in school or college helped me with the huge task ahead.

It took me a year to master the agricultural tools, and from not being able to work more than an hour at a time I went on to work full days of 6 or 8 hours. There were times when I sat alone in the field and cried, but I insisted, insisted, insisted. I understood that as silly as it sounds, farming is like one of those machines in the casinos where you have to put and put in coins until the odds are in your favor, but those coins in farming are respect, knowledge, work, patience and mainly love.

So, from the germination process to the bananas we are harvesting right now, my partner and I are taking this venture forward, this new home; between Caracas and the state of La Guaira, between taking care of our herd and falling more and more in love with the land, between the comments of "go ahead" and "you are crazy, you are two women alone". None of that mattered to us, for us it is a task of the spirit, and that is why we are in this community, to say that it is possible.

On some occasions we hired staff to help us with the fence, with the irrigation system or with tasks that demanded a lot of physical strength, we tried to make a brotherhood of work, but many people were only concerned about the money. We consider that some of the people we meet on the road still live on the threshold of physical or psychological survival, and they cannot really understand our message, they do not feel inspired, they do not see humanity as a great brotherhood and that we have to help each other.

We germinated from what we ate, we didn't buy seeds, they were given to us or we exchanged them for food or things of value for the locals.
We did a lot of soil testing the first two years, by the way the soil is type 1, sandy clay loam. We tried to plant peanuts, caraota, auyama, beans, parchita and we planted more than 60 fruit trees and 300 plantain trees in the first third of the land.
We germinated more than 400 species that we gave away and that nobody wanted at first, because the conuqueros and farmers of the area are dedicated to the monoculture of the banana and the avocado because it is more profitable. But we discovered that if we left the sprouted trees anywhere, people would take them away and plant them. So we started leaving them wherever we went. It was something for our reflection.

We worked to build the first yagoarundi module, a space where we could spend the night. We cut wood on the mountain, opened holes, stepped on the ground. Carrying an 80 kilogram wheel for a descent changes your life, that's what I can tell you. I have never slept as well as when I work in the fields.

We have disposed of the resources we have in the forest, but we have committed ourselves to giving back to the earth what it gives us. So we are repopulating the forest with endemic species that are in danger of extinction. It's our way of giving thanks.

I didn't tell you, but the first year we were swindled out of our savings, $3000 we paid for a house that was never built, the preparation of a land that was never planted, we lost a crop of 400 bananas because of the ill will of our neighbors, but we kept going. None of that really mattered to us, or if it did, because it hurt us as human beings, we accumulated a lot of experience from our journey.

Today, people have been appearing in our way who support us in the dream we have, at this moment we are about to make new alliances and to sow more. We do not only want to sow the land, we want to be a fractal of energy that tells people that the land heals, that we have to stop the laziness of living, stop turning our backs on nature and our responsibility as human beings, that we have to take care of our way of life, take care of ourselves, and that the land gives the only health to which we should aspire, THE GREAT HEALTH.