Ya está bueno. Paremos. Ya está bueno de creernos que como hermanos somos como el agua y el aceite, que no pueden mezclarse. Eso nos tiene paralizados unos frente a otros.

La física ha demostrado que el agua y el aceite si pueden unirse. Es más ambos se convierten en un nuevo producto creando lazos de unión y cooperación, enlazando las moléculas de ambos.

Está bueno de creernos que tener objetivos comunes es imposible para nosotros. Bajémosle dos, (como dicen los jóvenes). Aunque tengamos metas diferentes, somos hijos de una misma madre y eso nos hace familia.

Trascendamos nuestras diferencias y enlacemos nuestros brazos, para producir ese venezolano que nuestra Patria requiere.

Si podemos. Vamos a emulsionarnos.