Una tarde de otoño

avatar

Sentados en el balcón de su departamento en la ciudad de Buenos Aires, estaban pensando María y Andrés de los que les deparaba el futuro ahora que toda la rutina diaria, de pronto cambió. Sus preocupaciones pasaban por la incertidumbre de lo que va a pasar con sus amigos, con el cole y con sus idas a la plaza y a la cancha los sábados por la mañana, actividades que venían realizando y que disfrutaban a más no poder.

20200526_142821.jpg

En esa tarde calurosa de otoño los dos discutían la tristeza de esta nueva rutina que a sus cortas edades les ha tocado vivir, ellos que les gusta tanto compartit con sus amiguitos del colegio o con los vecinos en la plaza del barrio. "Ahora que todos tenemos que usar una máscara va a ser más difícil identificar a los ladrones" le dice Andrés a María, la cual se encoge de hombros como diciendo "qué se va a hacer".

La pregunta que se hacen a diario es: ¿Cuándo vamos a poder ir de nuevo al colegio? Una pregunta que sus padres no pueden responder y que a pesar de decir en otrora que no querían ir por no tener que levantarse temprano, ahora lo extrañan y desean volver cuando antes.

En sus mentes vírgenes de preocupaciones y obligaciones, también la angustia y desesperanza actúan, pero ellos lo manifiestan de otra forma muy diferente a los atribulados adultos. Lo cierto es que su infinita imaginación y sus conciencias que aún escapan de la cruda realidad siempre los salvan de quedarse para siempre en esta realidad tan incierta, tan injusta y tal desalentadora.

No pasa un día en que no le pida gracias a Dios porque este virus del infierno no afecta (o lo hace de una forma no letal) a los niños, sino el desespero y la paranoia mundial hubiese llegado a unos niveles difíciles de imaginar y de manejar.

SeparadorSteemit10.png

Foto propia.

20200113_094257.png



0
0
0.000
1 comments
avatar

sabemos que es una prueba, pero como todo que tiene un comienzo tiene un fin,ya volvera todo a la normalidad, me agrado tu post. gracias por compartir.

0
0
0.000