Smoke in the engine - Humo en el motor

Thanks to the comment @argenvista made yesterday in my post about an anecdote with a Renault 4 and that you can see here, I remembered this other one about a Citroën. Also by chance I found out thanks to a newspaper article that on 07/27/2020 it was 30 years since that legendary vehicle of the French brand stopped manufacturing. After all this introduction we go to the anecdote.

I had recently been granted the driver's registration and had only experience driving in the city, which is no small feat considering the large number of vehicles that circulate through the streets of Buenos Aires.

However, driving on the road is not the same, driving at a higher speed, there is generally traffic in the opposite direction if you are not on a multi-lane highway and other considerations that make that type of driving something different and more dangerous.

For all that, I was a little nervous that afternoon when we returned from the Lobos lagoon after a nice and productive day of fishing. I did not want but my friends forced me to drive the light blue Citroën 2CV van owned by one of them.

It was a vehicle unknown to me that was used to my Renault 12, the only car that I had driven until that day. Low motor power, with little stability due to the somewhat strange and bulky bodywork.

We had to stop at a service station to load Diesel since the marker indicated less than a quarter of a tank, we all took the opportunity to go to the bathroom and buy a drink to consume during the kilometers that were left to return to our homes.

After paying the account, I drove again, I must confess that I was calmer now, the kilometers I had driven had given me confidence in the vehicle and in myself.

After a short time, I started to feel a strong and pungent smell, also unpleasant. I did not know what to think until the front, at the height of the front grill I see smoke, at first almost imperceptible but after a few seconds it was already noticeable and increasingly dense.

My friends slept and immediately I stopped, thinking that it had melted, I made a whole mental movie, I wondered what I had done wrong, how much it would come to fix this disaster and other similar calamities. I woke them up and reported the problem.

At that point the burning smell was unbearable and it was making me dizzy. I went down and raised the hood thinking about the worst, however, I did not notice anything strange. The clean air had dispelled practically all the smoke and since the only thing I know from engines is where it is fueled I had to wait for the owner to come over to diagnose the problem.

As soon as he saw the engine, he pointed to the oil container, a chain hung from the hole and the end of the chain, it was not in place, so when starting it and going out on the road, the lubrication mechanism threw oil through that opening outwards, the heat from the engine burned and evaporated it. That had been the problem.

Now we had to understand why the cap was not on, after some exchange of ideas I remembered that the employee who attended us asked me if I checked the radiator water and oil and I said yes. This nice boy forgot to screw the tank cap back on after checking the oil level, which was fine.

We had to stop at another service station, clean the rest of the dumped and burned oil with a rag and refuel a liter since the tank had lost approximately that amount due to the loose lid.

Two days after the fact, my friend had the van stolen from the place where he kept it, he did not recover it and he was never able to wash the engine to remove the disaster.

Gracias al comentario que @argenvista hizo ayer en mi publicación sobre una anécdota con un Renault 4 y que pueden ver aquí , recordé esta otra sobre un Citroën. También por casualidad me enteré gracias a un artículo periodístico que el 27/07/2020 se cumplieron 30 años desde que se dejó de fabricar ese mítico vehículo de la marca francesa. Luego de toda esta introducción vamos a la anécdota.

Hacía poco que me habían otorgado el registro de conductor y solo tenía experiencia manejando en la ciudad, lo cual no es poco teniendo en cuenta la gran cantidad de vehículos que circulan por las calles de Buenos Aires.

Sin embargo manejar en ruta no es lo mismo, se circula a una mayor velocidad, generalmente hay tránsito en sentido contrario si no se está en una autopista de varios carriles y otras consideraciones que convierten a ese tipo de manejo en algo distinto y más peligroso.

Por todo eso estaba un poco nervioso esa tarde cuando regresábamos de la laguna de Lobos luego de una linda y productiva jornada de pesca. Yo no quería pero mis amigos me obligaron a manejar la furgoneta Citroën 2CV color celeste propiedad de uno de ellos.

Era un vehículo desconocido para mí que estaba acostumbrado a mi Renault 12, el único automóvil que había manejado hasta ese día. De baja potencia de motor, con poca estabilidad debido a la carrocería un tanto extraña y voluminosa.

Tuvimos que parar en una estación de servicios a cargar Gasoil ya que el marcador señalaba menos de un cuarto de tanque, todos aprovechamos para ir al baño y para comprar alguna bebida para consumir durante los kilómetros que faltaban para volver a nuestros hogares.

Luego de abonar la cuenta volví a manejar, debo confesar que ya estaba más tranquilo, los kilómetros que había conducido me habían dado confianza en el vehículo y en mí mismo.

Luego de un corto tiempo comencé a sentir un olor fuerte y penetrante, desagradable también. No sabía que pensar hasta que por el frente, a la altura de la parrilla delantera veo humo, en un primer momento casi imperceptible pero a los pocos segundos ya era notorio y cada vez más denso.

Mis amigos dormían e inmediatamente paré, pensando que se había fundido, me hice toda una película mental, me preguntaba que había hecho mal, cuanto saldría arreglar ese desastre y otras calamidades parecidas. Los desperté y avisé del problema.

A esa altura el olor a quemado era insoportable y me estaba mareando. Bajé y levanté el capot pensando en lo peor, sin embargo no noté nada raro. El aire limpio había disipado prácticamente todo el humo y dado que lo único que se de motores es donde se le hecha combustible tuve que esperar que el dueño se acercara para diagnosticar el problema.

Apenas vio el motor señaló el recipiente para el aceite, del hueco colgaba una cadena y del extremo de ésta la tapa, no estaba colocada y enroscada así que al ponerlo en marcha y salir a la ruta, el mecanismo de lubricación tiraba aceite por esa abertura hacia afuera, el calor del motor lo quemaba y evaporaba. Ese había sido el problema.

Ahora teníamos que entender por qué la tapa no estaba puesta, luego de algún intercambio de ideas yo recordé que el empleado que nos atendió me preguntó si revisaba el agua del radiador y el aceite y le dije que sí. Este muchacho tan amable olvidó volver a enroscar la tapa del depósito luego de revisar el nivel de aceite, el que por otra parte estaba bien.

Tuvimos que parar en otra estación de servicios, limpiar con un trapo el resto del aceite volcado y quemado y repostar un litro ya que el depósito había perdido aproximadamente esa cantidad por culpa de la tapa suelta.

Dos días después del hecho, a mi amigo le robaron la camioneta de lugar donde la guardaba, no la recuperó y jamás pudo lavar el motor para quitar ese desastre.

Héctor Gugliermo
@hosgug