¡Ánimo en las dificultades!

Levantaron los vientos con feroces fuerzas, los humildes techos de hojalata de la casa de mis padres.
Volaron sin destino y se apresuraron a otros lugares. Mientras caía la ruidosa lluvia, corrí con mis hermanos en busca de los techos perdidos de mi humilde hogar.
Esta fue mi infancia en los brazos de una pobreza devoradora que buscaba robarme mi dulce alegría y paz.
Dificultades como las altas olas del mar eran incesantes, pero así crecí en mi humilde hogar con mis padres.

El espíritu de superación sopló en mis sueños de escapar de la pobreza desnuda que me abrumaba.
Mis pasos siguieron los pasos de mi infancia hasta que llegué a la adolescencia. Mis padres lucharon por cubrir los costosos estudios de mi profesión y el vuelo de la gloria llegó como una victoria gigantesca para conquistar el tan esperado sueño de mi graduación.

Las lágrimas corrían por las mejillas de mis padres como ríos hinchados de alegría. La sonrisa se desbordó, la alegría elegante llegó a la familia, alguien al menos obtuvo una profesión.
Gigantes fueron las dificultades, no hay palabras precisas para describir, solo un suspiro y un suspiro de mejora para salir de lo marginal a la recompensa de una vida mejor.

La humildad es un escudo moral que protege a quienes anhelan sueños de esperanza y amor. No abandones tus sueños, no dejes que el desánimo arruine la lucha por conquistar un mejor nivel de vida. Los valientes pelean y derrocan a los malvados gigantes de la miseria y el terror.
Deja que la noche se quite su traje de pobreza y cúbrete ahora, con un traje de mejor gloria. No olvides el camino que dejaste atrás, solo recuerda todo lo que te llevó a luchar

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