El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Juan 10:10 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

La vida es tan dinámica y de constante movimiento que debemos aprender a disfrutarla. La vida siempre está en desarrollo y requiere abrazarla para poder beneficiarnos de todo lo que ella nos ofrece como salud física y espiritual, al igual que desbordante contentamiento de las cosas que hacemos y nos rodean.

La vida la limitas cuando atesoras lo negativo en tu corazón, tal como rencor, falta de perdón, odio, amargura, ira, rechazo hacia ti mismo y hacia los demás.

Cuando te encierras en un mundo de egoísmo y no compartes lo mejor de ti, pierdes la gran oportunidad de disfrutar la vida.

La vida es gozo, placer, alegría, bienestar. La vida tiene una fuente que la origina. La vida viene de Dios.

Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.

Jesús vino para que tengamos vida máxima y desbordante. Jesús no vino para que perdamos el tiempo en todo aquello que hace daño. Él vino para amar y para que recibamos la vida abundante que hay en Él, la cual es un gozo constante y permanente, que no se puede describir con palabra, sino que se transforma en una paz inmensa en el corazón de quien recibe a Cristo como su salvador personal.

Cuando el enemigo siembra la discordia en el corazón del cristiano, sólo busca robar la paz y el gozo, que hemos recibido de la vida de Cristo en nuestros corazones.

Decida hoy disfrutar la vida, pero disfrute a lo máximo, porque es una vida que viene de Dios como un regalo por la salvación en Cristo Jesús.