Los fantasmas no vienen de esos cuerpos que miran la eternidad,
no tienen olor definido, pero saturan el aire
y escarban la tranquilidad de las fosas nasales,
no son esos que se aburren de rezos y
soplan los candelabros para exaltar su presencia.

Se agarran de los escapularios para prolongar el llanto,
con gemidos que aprietan el pecho,
ellos no llegan por las noches para alterar el sueño
ni tiemblan sus miradas inmóviles en los viejos cuadros,
tal vez solo consuelan la soledad
con el recuerdo de sus sonrisas.

Peinan tu cabello para alejar los malos pensamientos,
caricia inexplicable para santiguarse,
esos fantasmas están quietos en las sombras de sus tumbas,
prefieren el olvido para el descanso eterno.

Pero aquellos fantasmas que no te dejan vivir
se alojan en tus recuerdos,
bailan con tu soledad y
ofuscan tus sueños,
no alborotan los perros a medianoche.

Esos, despiertan el enemigo que hay en el cuerpo,
afilan tus dudas, ensombrecen el brillo de tus ojos
para que puedas verlos en cada rincón,
en cada palabra, en el rostro de tu historia.

Ellos han aprendido a caminar a lo largo de tu vida,
Algunos han emergido desde el útero,
creando mapas de sombras en tu memoria,
se vanaglorian de tus errores,
esos fantasmas escriben tu vida,
no necesitan una tumba para emerger en la oscuridad.

_{La fotografía que aparece en la imagen de portada es de mi autoría, tomada con la cámara de mi telefono Xiaomi Redmi 8 y editada con la aplicación de PicsArt y PowerPoint}